La propuesta de la Autoridad de Transporte Urbano (ATU) de segregar las colas para la compra de pasajes (e incluso la división de las unidades entre hombre y mujeres) puede ser considerada un primer paso, señala la columnista. Foto: Grupo El Comercio.
La propuesta de la Autoridad de Transporte Urbano (ATU) de segregar las colas para la compra de pasajes (e incluso la división de las unidades entre hombre y mujeres) puede ser considerada un primer paso, señala la columnista. Foto: Grupo El Comercio.

En este momento de crisis, es necesario reconocer que el Metropolitano es un pilar en nuestra capital. Este sistema de transporte ha transportado a muchísimas personas desde su inauguración, pero enfrenta desafíos en su comodidad y eficiencia.

Apoyar su mejora, expansión y luchar contra los intentos por debilitarlo es importantísimo, pero también hay que reconocer el real deterioro en su gestión y operación. A esto se le suma el acoso sexual en sus instalaciones, situación que expone a una mayor vulnerabilidad a las mujeres, adolescentes y niñas que usan el servicio diariamente.

La crisis actual del Metropolitano es multifacética. Por un lado, la obsolescencia de los buses y un contrato aún en pre-operación contribuyen al deterioro del servicio, lo que afecta a miles de ciudadanos. Por otro lado, la vergonzosa y criminal acción de acosadores sexuales, que aprovechan las horas punta para cometer sus actos, agrava aún más la situación.

La propuesta de la Autoridad de Transporte Urbano (ATU) de segregar las colas para la compra de pasajes (e incluso la división de las unidades entre hombre y mujeres) puede ser considerada un primer paso, pero es claramente insuficiente si no abordamos las raíces del problema: una sociedad machista y abusiva que afecta especialmente a las mujeres. Se requieren acciones más profundas y efectivas, así como sanciones más duras para los ofensores. Es esencial fortalecer el protocolo de acoso sexual en el transporte público y buscar sanciones ejemplares contra estos delitos.

Además, es necesario fortalecer la ATU para mejorar el servicio que presta y así combatir la informalidad en el transporte público. Para ello, esta institución debe tomar al toro por las astas y continuar con la reforma del transporte. Solo demostrando resultados en la mejora de la calidad del transporte, es que la ATU podrá combatir las absurdas propuestas que buscan debilitar su autoridad. Solo así podremos avanzar hacia un transporte público seguro, eficiente y accesible para todos los ciudadanos.