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Redacción PERÚ21

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Fritz Du Bois,La opinión del directordirector@peru21.com

Así tenemos que las justificaciones iniciales acerca de compensaciones por el holocausto y de herencias considerables de comerciantes de diamantes nunca pudieron ser sustentadas, incluso ya han sido olvidadas. Ahora tenemos que los cinco millones de dólares para la compra tanto de la lujosa oficina como de la mansión en Las Casuarinas provinieron de préstamos otorgados por un empresario allegado. Por lo que el rol como testaferro de la señora Fernenbug ha quedado totalmente confirmado.

Mas aún, nadie se va a comprar la historia de que le han prestado un monto tan abultado a una anciana de 86 años, que no tiene mayores ingresos ni oficio conocido, en la esperanza de que algún día ella pueda repagarlo.

Por otro lado, el financista involucrado es un personaje que siempre ha estado vinculado a operaciones extrañas y cuestionadas con el Estado. Ha sido agente de una empresa pública en el medio oriente, recibió cuantiosos programas de compensación de pagos de deuda por productos, estuvo en el centro de la primera y oscura compra de deuda externa, manejó para Petroperú las compras de crudo, entre otras operaciones en las cuales ha participado. En suma, es alguien que tiene décadas haciendo negocios poco transparentes con sucesivos gobiernos peruanos.

Por lo que, ante esos antecedentes y la manera tan enrevesada con la que esconden las propiedades del exmandatario, la protección del Gobierno a Toledo adquiere la categoría de un verdadero escándalo. Pero lo más paradójico del caso es que ante el nivel de información sobre esas compras que se está descubriendo, ese blindaje no les va a dar ningún resultado. Más bien va a tener un costo político muy alto para todos los apañadores involucrados.