Me pregunto qué ocurrirá cuando a las ‘democracias occidentales’ les dé un ataque de sinceridad y decidan redefinir la denominación que las califica como tales. Si la libertad de expresión y la división de poderes son divisas ineludibles de la democracia, cómo explicarán la falta de respuesta al asilo forzado al que está sometido el creador de WikiLeaks y la persecución al ex-CIA Snowden, que incluye la destrucción –por parte de agentes de seguridad británicos– de los archivos que el diario The Guardian guardaba del hombre al que EE.UU. persigue con sospechoso ensañamiento.