El público está encendido. Un joven tiene una lápida en la mano, otro sujeto carga un viejo teclado de computadora y uno que está enmascarado -el más entusiasta del recinto- tiene algunos palos que luego los entregará a los luchadores del ring. Es sábado, noche de lucha libre y todos esperan la llegada de la leyenda Apocalipsis, quien defiende su título.