Sumergible Titán descendiendo (Foto: OceanGate).
Sumergible Titán descendiendo (Foto: OceanGate).

El pasado 22 de junio, la Guardia Costera de Estados Unidos informó que el había sufrido una y, por consecuencia, los cinco tripulantes de la nave fallecieron, pero ¿Cómo es morir en medio de una implosión?

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¿Qué es una implosión?

Una implosión es aquel fenómeno físico que ocurre cuando la presión que se ejerce sobre un cuerpo es tan grande que este se quiebra y se comprime, como cuando aplastamos una lata de cerveza con la mano.

En el ejemplo anterior, la lata de cerveza sería el sumergible Titán y la mano que aprieta representaría a los inmensos volúmenes de agua que estaban sobre ella. Es decir, una implosión ocurre cuando un objeto es aplastado.



¿Cuánta presión resistió Titán debajo del agua?

A mayor profundidad, mayor presión. Por cada 10 metros debajo del agua, la presión sobre el objeto se incrementa en 1 atmosfera (atm) o en, aproximadamente, 1.03 kilos por cada centímetro cuadrado.

Como se sabe, el Titanic (destino del sumergible Titán), se encuentra a 3800 metros de profundidad, por lo que la presión encima de él era de alrededor de 392.6 kilos por cada centímetro cuadrado.

O sea, al descender a esa profundidad, es como si una persona tuviese a más de 2 mil elefantes encima de su cuerpo, lo que provocaría una muerte instantánea por aplastamiento.



Muerte por implosión dentro del sumergible:

Para descender a las profundidades que reside el Titanic (3800 metros), el sumergible tenía que conservar una presión de 1 atmósfera en su interior y no las 380 a las que estaba expuesto.

Es por ello que, al romperse el casco del Titán, la presión en su interior cambió abruptamente y pasó de la cómoda 1 atm (presión normal) a la aplastante 380 atm durante los 10 primeros milisegundos de la tragedia.

Esto generaría un calor adiabático (no se afecta por el exterior) que “alcanzaría temperaturas que podrían superar varios miles de grados centígrados durante un breve instante”, explicó el empresario de viajes JP Morgan.



¿Una muerte por implosión genera dolor?

Según Morgan, nuestro cerebro reacciona al dolor 0.1 segundos después de experimentarlo, pero si este fuese agudo y repentino podríamos percibirlo ligeramente más rápido, a una velocidad de 0.01 segundos.

Al comparar la velocidad de respuesta al dolor del cerebro humano versus la rapidez de la implosión catastrófica que sufrió el sumergible Titán, aproximadamente 50 milisegundos (0.05), llegamos a la conclusión de que esta fue mucho mayor.

Es decir, el lamentable suceso fue tan rápido que los tripulantes a bordo del sumergible Titán no tuvieron ni tiempo de sentir dolor. En 0.05 segundos, las cinco víctimas no pudieron ser capaces de comprender lo que estaba ocurriendo en el instante antes de fallecer.



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