Redacción PERÚ21

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para pardos, Arcturos, ha bautizado a estos dos bebés como 'Bradley' y 'Cooper'. Los cachorros quedaron sin madre con tan solo tres meses de edad y aún necesitan biberón para ser alimentados. Por ello, les resulta muy difícil sobrevivir en la naturaleza. El santuario decidió entrenarlos por un año para que estén listos para la vida salvaje.

Un pastor encontró a los osos cerca de su corral de ovejas y se los llevó a casa pensando que era lo mejor, pero esto hizo que sea imposible que se reencuentren con su madre.

Un veterinario examinó a los bebés y determinó que estaban sanos, aunque un poco desnutridos. Por el momento, vivirán con otros cinco cachorros, encontrados y criados por Arcturos desde hace un año y que el próximo mes serán puestos en libertad.

Los cachorros están siendo entrenados para vivir en libertad por el personal del santuario, tal y como les habría enseñado su madre.

Uno de los principales pasatiempos de los cachorros es jugar y pelearse uno con el otro. Normalmente, Bradley se erige como ganador, ya que es un poco más grande que su hermano y compañero Cooper.

Los osos viven en un espacio cerrado pero, poco a poco, los trasladarán a sitios donde tengan mayor libertad de movimiento. En julio empezarán a vivir en una parte del bosque aislada para no entrar en contacto con otros osos, mientras siguen apartados de los humanos.

Parte del aprendizaje consiste en darse cuenta de que "el ser humano no es una especie amiga", explicó un portavoz de Arcturos, por lo que el contacto con los trabajadores del centro se limitará a lo indispensable.

A  partir del momento en que sean trasladados al bosque, los responsables no se acercarán a ellos y colocarán la comida de la misma forma en la que la encontrarían en el medio salvaje.

OSOS