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Estados Unidos, o la banalización del juicio político
La Cámara de Representantes iniciará una investigación de juicio político contra el presidente Joe Biden.
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“Cuando las repúblicas americanas empiecen a degenerar, creo que será posible reconocerlo con facilidad: bastará ver si el número de juicios políticos va en aumento”, sentenciaba Alexis de Tocqueville, teórico político francés que recorrió un floreciente Estados Unidos durante la primera mitad del siglo XIX, y que plasmó sus impresiones en un monumental tratado titulado “Democracy in America”.
El último martes, el presidente de la Cámara de Representantes, Kevin McCarthy, anunció que el Congreso iniciará una investigación formal de juicio político contra el presidente Joe Biden. Siendo este el tercer intento de juicio político que atraviesa Estados Unidos en menos de 4 años la pregunta cae de madura: ¿se está cumpliendo la lúgubre profecía de Tocqueville?
LOS HECHOS
Los congresistas republicanos, que cuentan con mayoría en la Cámara de Representantes, acusan a Biden de haberse beneficiado de los “cuestionables” negocios de su hijo Hunter. Esto, mientras Biden aún ocupaba el cargo de vicepresidente durante la administración de Barack Obama (2009-2016).
En particular, la oposición acusa a Biden de haberse beneficiado de los negocios de su primogénito con la empresa ucraniana de gas Burisma, donde este obtuvo un cargo directivo en 2014 por el que ganó cerca de un millón de dólares anuales. Para aumentar las suspicacias, el propietario de Burisma, Mykola Zlochevsky, era conocido por ser un oligarca con múltiples acusaciones de corrupción.
Según la versión de los hechos de los republicanos, el entonces vicepresidente Biden forzó el despido del fiscal general ucraniano, Viktor Shokin, en aras de evitar una investigación de parte de este a Burisma que hubiese perjudicado a su hijo Hunter.
En puridad, los republicanos vienen investigando el caso desde hace al menos nueve meses, a través del Comité de Supervisión de la Cámara de Representantes. Aunque este Comité no ha logrado probar la directa implicación del mandatario, sí brindó pruebas de que el presidente se reunió en más de una ocasión con los socios de su hijo. Uno de estos socios, Davon Archer, incluso declaró que Hunter creó “una ilusión de acceso a su padre”. No obstante, agregó que desconocía si Biden estaba al tanto de esto.
Con todos los elementos a la mano, McCarthy decidió iniciar las investigaciones de juicio político imputando a Biden actos de “abuso de poder, obstrucción y corrupción” que pintarían un “panorama de cultura de corrupción”.
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PERUANIZACIÓN
Al propio Tocqueville le causó estupor la vaguedad de la constitución estadounidense al regular el juicio político (impeachment). Y no era para menos, dado que esta figura permite enjuiciar al presidente, entre otras cosas, por “crímenes y faltas graves”, sin precisar cuáles crímenes o faltas graves.
El impeachment ha sido utilizado solo contra cuatro presidentes previamente: Jackson, Nixon, Clinton y Trump (acusado 2 veces). Sin embargo, nunca acarreó una destitución. ¿Qué explica entonces que, históricamente, en Estados Unidos, los políticos no hayan abusado de la vaguedad de las leyes?
Siguiendo al catedrático de Harvard Steve Levitsky, el politólogo peruano Farid Kahhat opina que esto se debió a una suerte de regla no escrita de “auto-contención”, aunque también a menores niveles de polarización de la política norteamericana.
“La proporción de votaciones donde demócratas y republicanos votaban juntos era mucho más alta en el pasado. Pero desde la década del 90, cuando comienza a crecer la derecha radical de los republicanos, el escenario ha tendido a polarizarse. Un indicio claro de ello es que cada vez hay menos ocasiones en las que los dos partidos votan conjuntamente”, explicó a Perú21.Precisamente por esa polarización es que, aunque Estados Unidos aún esté muy lejos de los niveles de debilitamiento institucional que se observan en el Perú, en donde las mociones de vacancia en los últimos años se sucedían una tras a otra, pareciera ir por ese camino. No obstante, dado que en el Senado se requiere un voto a favor de dos tercios, Kahhat ve muy improbable que el impeachment contra Biden prospere, aunque sí considera que podría ser usado como un “arma” política.
“El juicio político rara vez logra modificar la opinión pública y mucho menos destituir a un presidente, pero es un síntoma de los tiempos. Un síntoma de la polarización política reciente”, concluyó.
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