/getHTML/media/1229342
Nicolás Yerovi: "Celebramos la sobrevivencia"
/getHTML/media/1229339
Fernán Altuve: "¿Presentar candidato de 87 años se puede considerar estabilidad?"
/getHTML/media/1229338
Orgullo de ser peruano: ¿Qué nos hace sentirlo?
/getHTML/media/1229336
Nancy Arellano sobre Elecciones en Venezuela: "Esta no es una elección tradicional"
/getHTML/media/1229265
Zelmira Aguilar: "Alejandro Villanueva creó el estilo de juego de Alianza y Selección"
/getHTML/media/1229195
Cherman: "Quien me quiebra el lado patriótico fue Juan Acevedo con Paco Yunque"
/getHTML/media/1229190
Marco Poma CEO de Tkambio: "Perú está atrasado en materia de 'open banking'"
/getHTML/media/1229009
Javier Arévalo, escritor: "Sin bibliotecas, el hábito de leer no nace en los niños"
/getHTML/media/1228674
Mujeres Aymaras sorprenden con su arte en Desfile de Modas
PUBLICIDAD

[Opinión] Martín Naranjo: “Resolver pacíficamente nuestros conflictos”

Imagen
Marcha por la Paz. (Foto: Cusco)
Fecha Actualización
Escribo esta pequeña columna con el corazón estrujado por lo que está sucediendo en nuestro querido Perú. La violencia, destrucción y pérdida de vidas nos estremece y enluta a todos. Nos entristecen muchísimo la muerte y las heridas de cada uno de nuestros compatriotas, tanto las de civiles como las de cada uno de los miembros de nuestras Fuerzas Armadas y policiales que arriesgan sus vidas y su integridad en defensa de nuestra paz y de nuestra democracia.
Pero atacar aeropuertos, afectar servicios públicos, incendiar instalaciones de instituciones tutelares, destruir propiedad privada, impedir la libre circulación, bloquear carreteras, poner en riesgo la vida, la salud y el sustento de los peruanos no son formas de protesta; son delitos. Son delitos que rápidamente pueden escalar en más amedrentamiento, más heridos y más muertes. Delitos que se originan como corolario de un fallido golpe de Estado, que, a su vez, se origina en abundante evidencia de corrupción en los más altos niveles del Ejecutivo. Delitos que se camuflan dentro de los reclamos y protestas de nuestra ciudadanía y que buscan generar mayor destrucción, mayor desorden, mayores muertes y mayor respuesta de las autoridades. La violencia como forma de acción política es inaceptable, nos perjudica a todos y debe rechazarse desde todo punto de vista. La violencia como forma de acción política tiene como objetivo eliminar el balance de poderes, generar respuestas desproporcionadas y hacernos menos libres socavando los principios de convivencia de nuestra democracia y de nuestro Estado de derecho. Por eso es que es tan importante defender el orden público garantizando el respeto a los derechos de todos.
Los peruanos podemos tener, y de hecho tenemos, muchas diferencias políticas. Claramente, todavía queda mucho por hacer y mucho por mejorar. Nuestras diferencias pueden ser superficiales, de forma, de secuencia o muy de fondo, pero donde corresponde mantenernos unidos es en defensa de nuestras vidas, de nuestra integridad, de nuestra paz, de nuestra libertad y de nuestras instituciones democráticas.
Y es que vivir en democracia no implica solamente elecciones libres. También implica equilibrio de poderes, límites al poder, igualdad de derechos y libertad para todos, para la mayoría y para las minorías y, esencialmente, formas de convivencia pacíficas. Vivir en democracia es primordialmente ser capaces de resolver pacíficamente nuestros conflictos a través del diálogo, la negociación y el compromiso.
Esta coyuntura pone en evidencia, nuevamente, el valor de la unidad de propósito, la trascendencia de la solidaridad, la necesidad de la tolerancia y el diálogo, y, especialmente, la importancia de preservar y mantener vigentes nuestra paz y nuestra democracia para seguir construyendo nuestra patria.
VIDEO RECOMENDADO