Ernesto Laguardia y Edith González en "Flor y canela" (Foto: Televisa)
Ernesto Laguardia y Edith González en "Flor y canela" (Foto: Televisa)

Redacción PERÚ21

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Entre los grandes amigos que hizo a lo largo de su carrera, sin dudas, Ernesto Laguardia fue uno de los más queridos por la actriz mexicana.

Juntos trabajaron en varios proyectos, siendo Flor y canela, de 1988 para Televisa, uno de los primeros. En esta ficción, Ernesto Laguardia encarnó al ciego Pablo, mientras Edith González interpretó a Florentina, la mujer de la que Pablo se enamora tras recuperar la visión.

En ese marco, los actores se hicieron amigos tras bambalinas y según contó Laguardia, gracias a ella consiguió un aumento salarial durante las grabaciones de la telenovela.

El matutino Sale el sol se contactó con Laguardia, hoy de 59 años, para recoger su pesar por la muerte de González y en esas circunstancias, reveló la anécdota que prueba cuán preocupada podía ser la actriz por sus compañeras.

Según dijo, durante una pausa de las grabaciones se sentaron a platicar cuando ella le preguntó acerca de su sueldo. “Lo del ANDA”, respondió el actor en referencia al sindicato de actores de México. No recibía directamente un salario de la cadena de televisión, sino a través de la asociación. Pero eso cambió inmediatamente después.

Como Ernesto Laguardia ya había hecho algunos trabajos, incluido el protagónico de Quinceañera, tenía un nombre, por lo que Edith González no podía creer que su salario no sea el adecuado.

Sin previo aviso, Gonzáles habló con el mismo Emilio Azcárraga Milmo, entonces dueño de Televisa, quien después buscó a Laguardia para expresarle su consternación: “¡cómo no cobras!”.

“Siempre pensaba en sus compañeros, qué mejor ejemplo que este. La vamos a recordar con mucho cariño”, dijo el actor.

EL AUTÓGRAFO

Ernesto Laguardia también relató que antes de dedicarse a la actuación, trabajó como mensajero en XEW, y un día que la actriz visitó la emisora radial, se acercó a ella para pedirle un autógrafo… pero no se lo dio.

Según explicó, en realidad cuando se acercó a González, ella ya estaba levantándose para ingresar a la cabina, así que le dio su autógrafo a la salida. Laguardia conserva esa firma hasta hoy. Además, siempre que se veían se lo recordaba.

“Güera, no me diste mi autógrafo”, solía bromearle. Hoy le dijo adiós.

“La vamos a extrañar. Fue una gran estrella”, finalizó su intervención.

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