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Pablo Cermeño: “La felicidad me ha permitido ser más productivo”
Desde este sábado y todos los sábados en Perú21, el autor publicará su novela Ella. No se la pueden perder.
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Pablo Cermeño empezó a escribir como una necesidad de contar historias que irrumpían en su mente. Pinta desde niño, y es médico. “No creo que se trate de que un doctor empieza a escribir ficción, es la persona la que lo hace. Uno no es su carrera, su carrera no debería definirlo. La carrera es parte de uno, así como sus otros intereses”, aclara.
Ha escrito dos novelas, Norma y Diez años después de mi muerte (Editorial Caja Negra), tiene 36 años. Su gatito, el ‘Señor Gato con Botas’, es su hijo, y Sandra, la novia que siempre menciona. Siempre.
¿Qué significado tiene para ti la escritura?
No puedo no escribir. Sin quererlo, mi cabeza crea historias, personajes, situaciones. Necesito contarlas. No es una cosa de un momento, es algo que está allí siempre, desde que despierto hasta que me duermo, en automático. Obvio, cuando estoy haciendo alguna otra cosa importante, no pienso en eso. Puedo estar en la cola del banco, por ejemplo, y estar pensando en mi siguiente novela.
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¿Cómo nace tu primera novela, Norma?
Había estado escribiendo otra historia, una que no terminé. Luego se dieron una serie de factores que me llevaron a pensar en este personaje, Norma. Amo la salud mental, trabajé en un centro psiquiátrico, y vi un par de películas muy buenas que me dejaron pensando. El personaje de Norma no está basado en nadie, realmente. Todos los personajes de esa historia tienen partes de mí mismo, características mías llevadas al extremo. Cuando empiezo a escribir, más que recuerdos, vienen a mi cabeza una serie de experiencias vividas: cosas que ocurrieron, que habría querido que ocurrieran, que me contaron, que leí, que vi en el cine, emociones, etc.
LA PANDEMIA ME HA HECHO ESCRIBIR MÁS
La segunda novela es de corte policial.
Me gusta explorar la naturaleza humana; eso implica poner a mis personajes en situaciones extremas, en las que van a tener que tomar decisiones difíciles. Me gusta que mis personajes se pinten tal y como creo que somos: ni buenos, ni malos, sino algo mucho más complejo. ¿En qué situación una persona común y corriente podría disparar a matar? Supongo que todos podríamos estar en una situación como esa. Esta historia nació de una anécdota que me contó mi padre.
¿Cuál es el mayor placer que te ha dado la literatura?
El placer mismo de escribir, de saber que otras personas están leyendo lo que hacen mis personajes. El placer de que alguien me diga que empezó a leer la novela y no paró hasta terminarla, algunas horas después. El placer de que un desconocido me pregunte si el final que entendió es el final que yo había imaginado (mis finales suelen ser abiertos a la interpretación del lector, me gusta darles la oportunidad de elegir). Escribir es el placer.
¿Cuál es tu rutina como escritor?
Escribo todos los días, dos a tres horas por día. Usualmente, al llegar a casa luego del trabajo. Los días que puedo escribir durante más horas, los aprovecho. Los domingos trato de no hacer nada. No tengo esos momentos de inspiración. Puedo escribir en cualquier momento. Todo el tiempo estoy pensando en mis historias. Si no estoy trabajando (como médico), o pasando tiempo con mi familia, estoy escribiendo.
¿Cómo te definirías?
Soy una persona afortunada que siempre busca ser feliz. Intento hacer las cosas que me producen felicidad. Mi familia es lo más importante de mi vida, así que trato de pasar tiempo de calidad con ellos. Escribir es mi otra gran pasión. No lo sé, se trata de vivir. Me defino como un soñador, una persona apasionada.
¿Qué significado tiene para ti el feedback que puedes recibir de los lectores, en estos tiempos de redes sociales?
Es valiosísimo. Uno escribe para ellos, se debe a ellos. Ellos te elevan al cielo cuando te dicen que les encantó lo que has hecho. Ellos te devuelven a la Tierra cuando te dicen que no entendieron bien algo. Son el combustible que te hace seguir.
¿La pandemia te ha hecho escribir más o, más bien, te ha paralizado?
La pandemia me ha hecho escribir más. Aprovecho al máximo mi tiempo. De muchas maneras me ha ayudado la pandemia. Paso más tiempo en casa, con mi familia. Eso me hace más feliz, eso me da tranquilidad para escribir. Mi reacción con el encierro ha sido la de aceptarlo y tratar de sacarle el máximo de provecho. Me gusta estar en casa.
¿Es un mito o es verdad que uno necesita estar triste o abatido para escribir mejor las historias?
Pensaba que era verdad. Empecé a escribir la primera vez que me rompieron el corazón. Ese día, escuchando canciones tristes de Luis Miguel, entre otros artistas que hablan del amor, escribí mi primer poema. Años después me enamoré de Sandra, quien actualmente es mi novia, y me di cuenta de que la felicidad me ha permitido ser más productivo de lo que jamás he sido. Las veces que he estado deprimido, en cambio, mi mente ha estado muy lenta como para crear.
¿Te imaginabas alguna vez ser escritor y al mismo tiempo médico?
No. Cuando era niño y veía las telenovelas con mi mamá, me parecía que podría ser escritor de telenovelas, pues entendí rápidamente que uno engancha al televidente por la parte emocional. Nunca imaginé que eso podía ser una carrera. A uno le decían que tenía que ser médico, ingeniero, abogado, cosas así.
¿Qué es lo que sientes cuando ves tus libros publicados, en tus manos, listos?
Es una sensación indescriptible, hermosa. Es emocionante. Es un momento de celebración. Me parece irreal, por ejemplo, mirar mi biblioteca y ver mis libros al costado de los libros de mis escritores favoritos. Pero también es un momento breve. Usualmente cuando se publica un libro mío, yo ya estoy trabajando en el siguiente.
AUTOFICHA
“Soy Pablo Cermeño Cervera, tengo 36 años. Mi familia es mi vida. Mi gatito, el ‘Señor Gato con Botas’, es mi hijo. Él llegó a mí y a Sandra, mi bella novia, de un modo en el que jamás habríamos imaginado, y nos enseñó una nueva manera de amar”.“Hice una maestría en Informática Biomédica con mención en Salud Global, que tiene que ver con el uso de las tecnologías de la información y las comunicaciones en salud. Tuve un par de emprendimientos en esa área. Pero también soy médico auditor y, actualmente, ejerzo como tal”.“Mi test vocacional dijo que lo mío era el arte. Mi familia pensaba que iba a ser ingeniero, porque me iba bien con los números. Pero siempre vi algo mágico en la medicina. Para mí, la emoción más fuerte con un libro es cuando lo terminas de escribir”.
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