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Pablo Cermeño, el autor de ‘Norma’: “El amor es la piedra angular de la historia”

‘Norma’ de Pablo E.Cermeño es una novela sencilla de leer, pero compleja en el fondo. Es decir, hay que seguir el hilo narrativo como quien va tras una presa que puede ser un desenlace inesperado.

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‘Norma’ de Pablo E. Cermeño Cervera es una novela sencilla de leer, pero compleja en el fondo. Es decir, hay que seguir el hilo narrativo como quien va tras una presa que puede ser un desenlace inesperado. Sus personajes tienen profundidad, trascendencia y espacios propios. Su narrativa es ágil, su mirada es detallista: “Creo que todos ellos tienen una parte de mí, tienen rasgos míos, algunos exagerados para la ficción. En ellos encuentro, por momentos, una caricatura de mis emociones, de mis miedos, de mis excesos, de mis comportamientos malsanos. Pero también, encuentro bastante de mí, tal como soy o como he sido en diferentes momentos de mi vida. Y, también, algunas cosas de personas de mi entorno”.
El autor de ‘Diez años después de mi muerte’ (también de Caja Negra) sostiene que tendría que decir que me identifico más con Norma, “pues los personajes de su historia son todos rasgos de ella; así como todos los personajes de mi historia son también reflejos de mí mismo. Pero, me parece más honesto decir que me identifico más, no con personajes, sino con situaciones y emociones específicas como, por ejemplo: la celotipia y la ansiedad de Isabela, y el ensimismamiento de Enrique”.
En la novela, el amor es piedra angular, impulso, motivo, desesperación, anulación y como olas de mar.
¿Cómo nace Norma? Tengo la impresión de que es una novela dentro de una novela, una historia dentro de otra historia. Quiero que tú me lo aclares.
-Norma es mi primera novela. La empecé a escribir en una época en la que no leía tanto, al menos, no libros de ficción. Ser médico ocupaba la mayor parte de mi tiempo y solo contemplaba la posibilidad de leer la literatura científica. Tenía una concepción de mi vida muy diferente a la que tengo ahora. Pero, siempre me ha encantado el cine, así que, en mis tiempos libres veía películas. De hecho, el cine es una de mis principales influencias al momento de escribir. Me ha enseñado cómo contar una historia. En el mundo en que vivimos ahora, tanto el cine como la televisión necesitan enganchar al espectador muy rápido, esto hace que los creadores exploren las mejores maneras para enamorarte desde el primer minuto. Es así que, una historia que normalmente se contaría de modo lineal, debido al paso natural del tiempo, se puede contar también de modo desordenado, por ejemplo, como lo hacen Tarantino o Nolan. Mostrándote poco a poco las cosas que necesito mostrarte para llevarte de la mano por un camino de suspenso y emoción. Es así que nació Norma, pensada de un modo en el que a mí me gustaría verla si es que la viera en una sala de cine. Norma sí es una historia dentro de otra historia. El narrador cuenta la historia de Norma Duran, la famosa escritora de suspenso que termina siendo internada en un hospital psiquiátrico sin saber por qué está allí. Él nos mostrará la vida de ella en ese lugar, sus altibajos, sus emociones, la opinión de los psiquiatras. Pero, a la vez, Norma, que no recuerda los hechos que la llevaron a estar internada, también nos cuenta, con su propia voz, la novela que ella misma ha empezado a escribir estando allí. Esta última, claro está, no es una historia aparte y sin sentido, en realidad es su subconsciente saliendo y expresándose de ese modo, contando lo que ella, en el estado en el que se encuentra, no logra recordar.
¿Cómo logras llegar a la profundidad del personaje desde el punto de vista psicológico?
-Creo que lo principal, para mí, es que cada parte de la historia que cuento debe desarrollarse de un modo natural. No debe haber nada impuesto, no debe haber una estructura esquematizada, ni se deben forzar las situaciones. Yo no tengo planificado que voy a tener tales personajes y que cada uno va a encargarse de algo para llegar al final que necesito. Eso sería como intentar armar un rompecabezas bastante complejo, en el que quizá, incluso con mi mayor esfuerzo, no lograría encajar todo para que calce bien. Pues, en la vida real, las personas se mueven bajo sus propias motivaciones. En el mundo real uno no camina hacia un final, uno camina y llega al final, lo encuentra. Son cosas muy diferentes. Yo escribo con una idea o un concepto, o quizá un personaje que he imaginado y que me emociona. En base a esto, toda la historia empieza a formarse. En el caso de Norma, específicamente, fueron los primeros minutos de la película El Gran Gatsby, de Baz Luhrmann, los que me enamoraron y me dieron una idea de lo que quería escribir. Me refiero al momento en el que el personaje Nick Carraway, interpretado por Tobey Maguire, estando internado por alcoholismo, entre otras cosas, empieza a contarle al psiquiatra la historia de Gatsby, que finalmente, según su perspectiva, tuvo mucho que ver con que él terminara así y en ese lugar. Entonces, me vino a la mente el personaje de Norma. Y, claro, para los fines que quería, ella tenía que estar internada en un psiquiátrico, donde obviamente había médicos psiquiatras. Pero, el resto de cosas fueron naciendo solas. Enrique, Isabela, Francesca y los demás personajes fueron apareciendo conforme la historia iba avanzando. Todos ellos fueron creados en el momento en que fueron requeridos y sus caminos siguieron también cursos que me habría sido imposible planificar. Se podría decir que la vida que tienen en la historia es lo más cercano a una existencia real. ¿Por qué es importante esto? Pues, porque cada uno de ellos actúa bajo sus propias emociones. Es casi como si ellos mismos guiaran mis manos para escribir. Cada uno de ellos tiene una personalidad, sienten, aman, celan, odian, de modo muy personal. Cada uno tiene sus propias motivaciones. Cuando dejas que el personaje sea el que escribe la historia, te acercas lo más posible a escribir una historia honesta, creíble, “real”. La profundidad de cada personaje se basa en eso, en darles libertad, tienes que escribir para ellos más que escribir una historia. Ellos son la historia, ellos la crean. El punto de vista psicológico no es algo que uno añade como un ingrediente, sino que es parte del todo, de la personalidad y el corazón del personaje. Si tú cuentas algo sobre el personaje, indefectiblemente estás contando algo desde un punto de vista psicológico, pues, la psique es parte de uno mismo, es parte del personaje.
Esta es la segunda edición, pero ya tienes otro libro. ¿Me puedes contar un poco de cómo consideras que has evolucionado como autor?
-Yo toda mi vida he pintado, desde muy niño. Cuando entré a la carrera de medicina, que es absorbente, el tiempo me quedó muy corto y ya no podía darme el lujo de pintar. Pintar requiere de tener un ambiente adecuado, materiales, sentarse y solo hacer eso durante ese tiempo. No es algo que puedas hacer en cualquier lugar o en cualquier momento. Entonces, creo que, al no poder pintar, es que empiezo a escribir poemas. Un poema lo puedes escribir en una servilleta y un lapicero lo puedes pedir prestado a cualquier persona. Solo necesitas sentir y convertirlo en palabras, eso lo puedes llevar contigo adonde sea. Luego de algún tiempo de escribir poemas, empecé a sentir la necesidad de contar una historia. En mi mente seguía acumulando ideas, personajes, situaciones, e historias, también. Norma fue, de todas ellas, la que se apoderó de mi mente, la que pensaba al despertar, entre pacientes, en el cine, en el supermercado y antes de dormir. Es así que no pude hacer otra cosa sino escribir, contar esa historia. Como te dije, la chispa, no sé si le puedo llamar inspiración a eso, nació de la película de Gatsby, pero la historia en sí, tiene muchos aspectos míos, de mi experiencia de vida. Yo trabajé durante cuatro años en un centro psiquiátrico, fue una experiencia muy enriquecedora y linda. Además, durante los siete años de la carrera de medicina, tratas todos los días con personas, las encuentras asustadas, tristes, molestas, felices, ves todas sus emociones y todos sus aspectos. Llegas a ver su mente, su alma, su corazón. La persona que llega con diabetes a tu consultorio, no solo llega con esa enfermedad, llega también con toda la carga emocional que significa llevar ese padecimiento; así con cualquier otra enfermedad. Todo eso me llevó por el camino de contar esa historia. Esta es la segunda edición de Norma, lo cual me tiene muy contento. Este es un libro al cual le tengo un particular cariño. Diez años después de mi muerte, es mi segunda novela, muy bonita también, una historia diferente. Considero que he tenido la suerte de poder seguir escribiendo, ahora leo mucho más que antes y también veo más películas y series. A las personas las sigo observando con la misma curiosidad de siempre: en un paradero de bus, mientras comen una galleta, cuando hablan por teléfono, cuando se exasperan en la caja de un supermercado, o cuando los detiene un policía por pasarse la luz. Son el día a día y la constancia los que te hacen avanzar y ser mejor de lo que eras ayer. Es eso, hacerlo y hacerlo, una y otra vez, hacerlo de modo responsable, hacerlo todos los días.
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INSPIRACIÓN
-En mi experiencia personal no se ha presentado lo de la “inspiración” para escribir. Hay muchas personas, en los diferentes tipos de arte, que claramente tienen momentos de inspiración, pero yo no. Yo todo el tiempo pienso en mis historias y en mis personajes y trato de escribir todos los días, durante un determinado número de horas. Y cuando no puedo sentarme a escribir por los motivos que sea, eso no importa, pues igual la historia sigue desarrollándose en mi cabeza. Imagínate, si esperara a tener inspiración para escribir, probablemente no habría terminado la primera novela. Creo que, si te apasiona lo que haces, lo vas a intentar hacer el mayor tiempo posible, y si esto lo repites todos los días, es imposible que no empieces a mejorar, que evoluciones para bien. Para escribir mejor necesitas leer y necesitas escribir, pero también necesitas vivir, conocer, enamorarte, que te rompan el corazón, sentir tristeza, llorar, necesitas ganar experiencias. Son tus experiencias las que van a llenar tus páginas. Tu imaginación se nutre, finalmente, de todo eso.
LA PSICOLOGÍA DE LOS PERSONAJES
-Lo más difícil de escribir Norma fue empezar a escribir y, luego, saber qué hacer con mi historia al terminar de escribirla. Empezar fue tan sencillo porque no había leído mucho y en algunos momentos sentí que no encontraba las palabras para expresar lo que quería contar. Mientras más lees, tienes más herramientas para escribir, más vocabulario, más ideas, más rapidez. Cuando terminé de escribirla fue complicado porque no sabía qué hacer. Siendo médico, la mayoría de mis amistades eran de ese campo, no conocía a ningún escritor, ni a ninguna persona ligada a ese medio. En internet encuentras un montón de información y no sabes cuál es cierta o cuál es la que más te conviene seguir. Necesitaba que alguien la revisara, que me diera consejos, que me dijera si la había escrito bien o si tenía que mejorar algunas cosas. Luego, cómo publicar. Me habría gustado tener un mentor o por lo menos una persona que me guiara. Pedí consejo a un par de escritores peruanos muy conocidos, a uno de ellos tuve la suerte de conocerlo en una reunión social. Al otro llegué por intermedio de un amigo. El segundo (Alonso Cueto), a quien siempre le estaré muy agradecido, fue muy amable conmigo y tuvo palabras que me dieron la fuerza que necesitaba para seguir adelante. Ponerme en el papel de los personajes no lo sentí difícil, para serte sincero
EL AMOR COMO BASE
-Me parece que el amor es la base de la mayoría de historias. En esta, es la piedra angular de la historia, siendo esta una historia de suspenso y no una romántica. El amor es un concepto universal, que no necesariamente tiene que ser el de los finales felices de una película de Disney. Todo lo contrario, en torno al amor giran una cantidad grande de emociones diferentes, disonantes, inclusive. El amor se expresa de modo distinto en cada persona, el amor hace que uno mire con ojos diferentes. Creo que en la vida y en esta historia el amor es esa fuerza inconmensurable e invisible que hace que se mueva el universo. En mi novela, fue el sentimiento que gatilló las inseguridades de Isabela, despertando sus miedos y sacando lo peor de ella. En Enrique, alimentó su narcicismo y dio rienda suelta a su baja moral. Él, en todo caso, estaba enamorado de amar, quizá, hasta cierto punto estaba enamorado de sí mismo. Francesca era una mujer que, más bien, huía del amor. Lo buscaba, incansable, pero en lugares y personas imposibles; de cierta manera, tenía una forma de amar patológica. Y el personaje antagonista, el gran villano, “La voz de la mente de Isabela”, que terminaría siendo la voz de Norma, su sed de venganza fue forjada a raíz de lo que alguna que vez fue amor. Finalmente, Norma, que en un primer momento subsistía solo por ese amor dependiente que sentía por Antonio, terminó por crecer, superarse y poder, por fin, amarse a sí misma. El amor, quién soy yo para definirlo, ¿no?
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