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Francisco Roberts: “La solidaridad en el Perú tiene que ponerse de moda”
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La pandemia del COVID-19 desnudó las graves falencias de nuestro sistema en general. Pero en estos tiempos adversos han logrado surgir ideas con el fin de ayudar a quienes más lo requieren. Es el caso de Francisco Roberts, un joven arequipeño quien al notar que en medio de la crisis aparecían personas con deseos de apoyar y, del otro lado, quienes requerían de ayuda urgente, implementó una plataforma digital para enlazar filantropía con necesidad.
Así surgió Enlazando, una de las organizaciones ganadoras del premio Próceres del Bicentenario que en menos de un año ha expandido sus operaciones más allá de Arequipa, llegando a regiones como Lima, Piura, Cusco y Puno. Todo gracias a personas y empresas que muestran que la solidaridad y la buena voluntad pueden ser más fuertes que la pandemia.
¿Qué apoyo es el más solicitado en estos días de pandemia?
Siempre han sido los pedidos de víveres. Y para entregarlos, se juntaban personas que vivían en condominios, se organizaban entre cuatro o cinco torres de edificios y conseguíamos entre 10 o 12 canastas. Eso es algo que queremos, nos motiva que pequeñas acciones unidas a otras puedan cambiar el mundo.
¿Qué perfiles tienen las personas que requieren de apoyo?
Son personas de bajos recursos, que debido a la coyuntura creada por el COVID-19 se les ha complicado la vida. Son personas de nivel socioeconómico C y D, también miembros de la comunidad migrante. Para apoyar a estos últimos, trabajamos con una ONG que trata temas de ciudadanos de Venezuela.
Y por otro lado, ¿qué es lo que más se ofrece entregar como ayuda?
Además de alimentos, las personas buscan entregar abrigo. Hemos realizado muchas campañas y coordinado puntos de acopio. Para ello, se armaba un formulario de registro de donantes y luego pasábamos a recoger las prendas. Esto era para evitar que las personas se expongan al contagio del coronavirus.
Se suele pensar que los jóvenes son los que más se involucran en las donaciones y apoyo. ¿Crees que ha sido así en Enlazando?
Si es que miras por unidad de personas sí, son más jóvenes. Pero si observas en la capacidad de ayuda, la gente que lo hace son mayores, adultos. En un caso, hemos recibido 100 mil soles de una persona que quería donar y lo hizo a través de un tío.
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Una cifra bastante generosa. ¿Cómo ocurrió eso?
Nosotros también nos quedamos sorprendidos. Ocurrió el 31 de diciembre pasado. Se trató de una empresa que por transparencia tuvo que canalizar la donación por las vías respectivas para así empatar sus fines organizacionales con las actividades que realizamos en Enlazando.
Algunos han criticado a la empresa privada por su rol en la pandemia, pero hay muchos ejemplos que muestran que, por el contrario, se han puesto de pie.
Sí, sin duda. La solidaridad tiene que ponerse de moda y no solo realizarse en Navidad, Año Nuevo, Fiestas Patrias o en pandemia. Por ejemplo, que el Grupo Gloria done una planta de oxígeno está muy bien, pero si lograra que la organización, dentro de sus objetivos, active a trabajadores para apoyar en distintas actividades como limpieza o reciclaje, sería muy importante. Sí, palmas por un lado, ese apoyo nos sirve de empuje. Y ello no necesariamente representa un desembolso de dinero.
La pandemia ha llevado a las personas a enfrentar grandes temores como la soledad o la necesidad de un abrazo. ¿En la ONG han recibido pedidos de ayuda para tratar ese tipo de cosas?
Uno de los seis eslabones de trabajo de Enlazando es la contención emocional. En ese caso, sí hemos recibido pedidos de ese tipo. Hemos circunscrito la asesoría emocional a tres sesiones porque los mismos psicólogos que apoyan tienen sus propios pacientes. En algunos casos, a los mismos voluntarios de la organización les ha afectado la crisis. Entraban en depresión porque recibían llamadas de pedidos de ayuda de personas que querían comer pero las canastas ya habían sido asignadas a otros. El voluntario se quedaba corto. Entonces, teníamos que darles charlas para que entiendan que decir no, no está mal.
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En tu experiencia, ¿crees que el peruano es solidario?
Sí, somos solidarios, pero no estamos acostumbrados a serlo. Solo mira cómo es el tráfico en el parque Kennedy de Miraflores. Nadie te quiere dar paso porque otro chofer llegó antes que tú. Pero ser solidario es algo tan sencillo. No es cosa de darle plata a alguien o comprarle un caramelo a un chiquillo en un semáforo. Se dice “qué lindo que la pandemia ha unido al Perú, sí se puede”, pero la realidad es que todos bailan con su propio pañuelo. El reto de la normalización es que la gente solidaria se mantenga en el tiempo, que no sea borrada del mapa. Y que sus acciones contagien a más.
¿Cómo así?
Que personas que actúan de voluntarios primero influyan en sus esferas. En sus padres, luego a sus tíos y primos. Ya tendrían cinco personas que se nutren de esa acción.
¿Qué más se requiere para ser solidarios?
Que hayan más espacios donde se pueda activar la solidaridad. Es como un músculo, no puedes levantar 100 kilos pero si primero levantas 20, luego 25 y sigues aumentando, lo consigues. Con la solidaridad es igual. Cuando se configuran pequeños espacios las personas participarán.
¿Y cómo crees que los peruanos debemos cambiar en torno a la solidaridad ad portas del Bicentenario?
Debemos dejar de pensar en nosotros mismos y pensar más en la persona que está al lado. No en la que vive en el norte de la ciudad, sino en la que tenemos al costado. Cómo impactar en aquella que está en el bus, en la portería. Pensar dos pasos más allá, saliendo de ti mismo con una pequeña acción.
AUTOFICHA:
- “Soy Francisco Roberts, presidente y fundador de Enlazando. Soy administrador de negocios egresado de la Universidad Católica de San Pablo (Arequipa). He estado a cargo de proyectos en Giant Quimera y he sido gerente de A tu Casa, TuTaller.pe y Roberts y Cia”.
- “Enlazando se configuró durante la pandemia. Empezó con una plataforma web (www.enlazandoayuda.glideapp.io) para reunir a personas que querían ayudar con otras que requerían ayuda. La ONG ha ido evolucionando desde entonces”.
- “Enlazando es una cadena compuesta de seis eslabones: alimento y abrigo, educación, trabajo, medio ambiente, conciencia y salud, y contención emocional. Para realizar nuestras actividades, coordinamos con otras organizaciones, somos una clase de ONG de ‘segundo piso’, para actuar de forma más eficiente”.
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