Fabiola Bazo también es editora del sitio web Subte Rock.
Fabiola Bazo también es editora del sitio web Subte Rock.

“Vengo de familia ”. Detrás de esta frase tal vez está la naturaleza de Fabiola Bazo. Su abuela materna militaba en el Partido Aprista y la abuela paterna en Acción Popular, donde llegó a ser una de las primeras alcaldesas que tuvo ese partido. En algún momento ambas vivieron con Fabiola. “Imagínate esas conversas. He crecido con política”, subraya la hija de una secretaria de gerencia en el otrora Banco Industrial.

Pero ella intentó ser ingeniera. Migró a Economía, tras lo cual migró a Canadá, donde hizo su maestría en Ciencias Políticas y hoy culmina un doctorado de Estudios de Género, a la vez que elabora un próximo libro sobre la historia de las mujeres en el . Precisamente, Fabiola Bazo es parte de Cielo rock. Una visita al panteón del rock peruano (Contracultura, 2021), libro que agrupa a 15 autores que ensayan sobre la vida y obra de 19 músicos. Fabiola le sube el volumen a Raquel Gates, o Kela Gates, y a Patricia Roncal, o María T-ta.

¿Por qué una economista peruana, que llegó a ser funcionara del gobierno canadiense, se interesa por el desborde del limeño en la década del ochenta? Desde Vancouver, a tres cuadras del Océano Pacífico, responde esa (y otras) preguntas.

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-¿Cuándo escuchaste por primera vez el nombre de María T-ta?

Yo sé de ella por mi hermano, porque él fue ‘subte’ en los 80 y tocó en conciertos con ella. Mi hermano tocaba en un grupo llamado Sin Kura. El grupo de ella, Empujón Brutal, tocó en varios conciertos con Sin Kura. Mi hermano me habló de ella, pero yo no la seguía en los 80. Ahora me cuentan que tocó en la Católica cuando yo estudiaba ahí; y mira, no me sorprendería que la haya visto y no le haya prestado atención.

-Con Patricia Roncal son casi contemporáneas. Ella hoy tendría 60 años y tú tienes 58.

Y es por eso que me pude aproximar a ella. Escribo sobre alguien que se atrevió a hacer cosas que yo no hice, de ahí viene mi admiración, porque entiendo perfectamente por qué ella podía hablar de esa manera. María T-ta hablaba por mí en ese momento.

-¿Por qué no te atrevías?

Por cuestiones de convención social. Yo no crecí en una familia conservadora. Pero era hermana mayor, única mujer y tenía que dar el ejemplo. Expresé mi rebeldía de otra forma.

-¿Cómo la expresaste?

Empecé estudiando ingeniería. Estudié en un colegio religioso de mujeres y era buena estudiante. Nunca sentí que era inferior. Todas las chicas éramos iguales. Pero entré a la universidad, a Ciencias, y de repente era una clase de 120 personas y solo éramos 10 mujeres. Ahí fue la primera vez que me di cuenta de que yo era diferente.

-¿Esa realidad te dio desconfianza, miedo, rabia?

Por un lado, pensaba por qué hay tan pocas mujeres, porque nunca mis papás me dijeron “tú no puedes hacer esto, las mujeres no hacen esto”. Por otro lado, como éramos pocas, teníamos mucha atención; entonces, uno se siente especial; pero para mí esa es la trampa del patriarcado, y yo no lo veía de esa forma. Te hablo de los 80, cuando se pensaba que si eras feminista eras lesbiana; incluso, yo he dicho eso.

-¿Acercarte al rock subterráneo te dio otros horizontes?

No. Mi feminismo vino después. En los 80 cuando los ‘subtes’ iban a mi casa, era un mundo de hombres. Si iba una mujer, era la “enamorada de...”.

-Estabas en la periferia.

Yo estaba más allá de la periferia. Ellos (los ‘subtes’) eran los amiguitos de mi hermano que iban a la casa. Donde sí había una intersección era en los gustos musicales.

-¿Y en qué momento redescubres ese mundo ‘subte’?

Yo era una funcionaria pública aquí en Canadá. Dejé el gobierno en el 2012. Me asocié con la Universidad Simon Fraser como profesora adjunta de estudios latinoamericanos, porque a pesar de trabajar en el gobierno de Canadá siempre mantuve mi interés en el Perú, a través del análisis político. Una vez afiliada a la universidad, fui a una fiesta y conocí a uno de los asistentes del decano. Me puse a conversar con él y resulta que había sido un punk (risas). Y nos pusimos a hablar de punk y le dije: “¿tú sabes que hubo punks en el Perú?”. Me dijo: “por qué no escribes sobre los punks”. Tiempo después llegué a Lima y entre diciembre y enero empecé a entrevistar a varios personajes. Fue todo como una bola de nieve, porque después vino el blog Subte Rock con mi hermano y Luis Espinoza, que en los ochenta tuvo el fanzine Subte Rock. Hoy el blog ya es una página web. Y después vino la muestra Desborde subterráneo en el MAC con Alberto Candia. Todo si alineó.

-¿Y en qué momento te acercas a María T-ta?

Su nombre comenzaba a salir en la investigación. La recordaba, pero para mí era una ‘subte’ más. Leí un proyecto de investigación de la Católica de 1987 donde la entrevistan y cuenta el debut de su grupo La Concha Acústica en el colegio Atusparia. (Su historia, su nombre) me recordó a la película Laberinto de pasiones de Almodóvar, por los apodos que se ponían y cómo hablaban de la sexualidad. Mucho de lo que ella dice es como hablamos las mujeres cuando estamos entre mujeres jóvenes y que no querías que te escuche tu mamá. Pero ella lo dijo.

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-En Cielo rock dices que ella desestabilizó el canon femenino del rock peruano.

El canon te dice: ‘estas son las canciones que definen lo que hacen las mujeres en el rock y el pop peruano’. En ese momento estaba de moda que las mujeres canten canciones románticas, pero no hablaban de sexualidad; en ese sentido, María T-ta era disruptiva.

-¿Cómo descubres a Kela Gates?

Ella es de la generación que canta a los hombres con devoción: “dulce néctar de verano”.

-En el libro explicas que ella se inicia artísticamente en 1955, cuando se extendía el derecho de sufragio a las mujeres.

Y no todas las mujeres, solo las que tenían instrucción. Es otro país, completamente distinto. Era una Lima oligárquica, la Lima antes de la píldora anticonceptiva.

-¿Por qué es importante la presencia de Kela?

Se suele decir que no hay mujeres músicos, pero no se escribe sobre las mujeres que hacen música. Y ella es bien fácil de visibilizar, porque fue una de las estrellas de ese momento. Tuvo muchísima presencia mediática. Hay otras cantantes de la nueva ola que no tuvieron la cobertura que ella tuvo y que están por descubrir. Es importante por el impacto que tuvo en ese momento en la nueva ola con una voz muy bonita. Pero fue una estrella verdaderamente fugaz. Llegó al estrellato y de repente desapareció. Y también están Lucy Watanabe, Elena Cortez. Pero no se escribe sobre las mujeres, se escribe sobre los hombres. A raíz de María T-ta, pensé: ¿cuántas María T-tas habrá en la historia?

-¿Qué tendrían en común Kela Gates y María T-ta?

No mucho. Si se conocían, Kela habría dicho: “¿quién es esta loca?” (risas). Kela Gates tenía algo de diva, porque era una estrella.

-Dices que es la mejor vocalista de la nueva ola.

Es la conclusión a la que llego.

-Quizás tienen en común que son dos figuras poco valoradas.

María T-ta era una desconocida hasta el 2017. El antropólogo norteamericano Shane Greene escribió un artículo sobre ella, en 2012, para una revista académica en Colombia, donde rescata su valor. Pero la crítica que recibí en el libro Desborde subterráneo fue que le dediqué demasiadas páginas a ella, que la había sobredimensionado, que no tenía talento. ¿Quién define qué es calidad, quién define qué es talento? No entiendo. Ahora, en el caso de Kela Gates es distinta la cosa. Tiene muchos fans. Y no ha habido un intento expreso de borrarla. En cambio, con María T-ta sí había una intención de borrarla. Kela viajó mucho, salió encinta y ya no podía salir con su barriga en la televisión. No se casó. Imagínate en esa sociedad. Pero, además, entra la psicodelia al Perú y se empieza a hacer rock y ya no tanto nueva ola.

-¿Qué dirías que tienes de Kela Gates y de María T-ta?

Las tres nos fuimos del país y nos casamos con extranjeros.

-Te faltó ser cantante.

Soy una pésima cantante, quizás hubiera sido una buena ‘subte’ (ríe). Me faltó atrevimiento.

-¿Crees que hoy estás saldando esa deuda?

Sí y me identifico mucho con las chicas que ahora necesitan apoyo. Por eso recupero las historias perdidas de las rockeras peruanas, esa será mi contribución.

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AUTOFICHA:

- “Soy Rosa Fabiola Bazo Escudero. Tengo 58 años. Nací en Lima. En Perú estudié Economía en la Católica y en Canadá, Ciencias Políticas en la Universidad de Carleton. Me casé con un canadiense y tengo un hijo. Comencé un doctorado en Políticas Públicas, no lo terminé”.

- “Trabajé con el gobierno federal de Canadá. Ya luego publiqué el libro Desborde subterráneo (2017) y comencé a buscar financiamiento para mi siguiente libro, pero necesitaba el doctorado. Entonces, propuse escribir sobre la historia de las mujeres en el rock peruano”.

- “Estoy terminando un doctorado de Estudios de Género en el Instituto de Justicia Social en la Universidad de British Columbia y preparando ese libro con el que lograré el doctorado. Pero todavía está en proceso de investigación. Y través de la web Subte Rock trato de mantener un pie en el Perú. Soy editora de Subte Rock y administro el grupo de Facebook Fans de María T-ta”.

Editado por Contracultura.
Editado por Contracultura.

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