Quizás durante mucho tiempo pensó que no se repetiría la emoción de aquellos años. Jaime Chincha, como muchos peruanos, vivió la resignación y la frustración de ver al Perú muy lejos de un mundial. Dolía. Claro que dolía. Por eso, el primer gol en Rusia 2018 nos movió a todos, nos quebró, sí, nos hizo llorar.

Y Jaime, el periodista que de niño veía los partidos con su papá, saltó de emoción, recordó esos tiempos en blanco, y se dejó llevar como el mejor hincha. Ahora, al lado de su hijo de 9 años.

Compartir con tu niño que el Perú sí pudo, que las metas se alcanzan, que el fútbol peruano también es alegría debe ser algo maravilloso. Un papá lo sabe. Jaime lo sabe. Y se lo debemos a Gareca, a los muchachos, a la hinchada que permaneció a la espera, que acompañó y descubrió la importancia de ser realmente incondicional. “El cambio ya empezó desde el himno, desde pensar a ganador y estar juntos en la adversidad”, dice el periodista.

He vivido este proceso como una historia que se había quedado en puntos suspensivos desde 1985. No recuerdo mucho de España 1982. Pero en esa Eliminatoria mi viejo me regaló una camiseta 8 que era de Cueto y una pelota modelo Tango de ese Mundial del 82. Seguí cada partido de la Eliminatoria con mi camiseta y mi pelota en la mano. Trataba de replicar las mejores jugadas del partido en el parque de mi casa. Tenía 9 años.
Siempre veía el fútbol con mi papá. Pelábamos maní durante los partidos e íbamos a tripletes y dobletes en el Estadio Nacional. Siempre recuerdo esto del maní para aliviar la tensión del fútbol. Me llevó al Perú vs. Santos de Pelé. En el arco estaba Quiroga para Perú y era uno de los últimos partidos de Pelé, era un homenaje. Pude ver a Pelé en el Nacional.

Que Perú haya estado lejos de los mundiales fue una historia de frustración. La selección peruana comenzaba a ganar un famoso amistoso Perú-Chile con un exitoso Franco Navarro. Hasta que hubo un cambio de Moisés Barack a Roberto Chale, quien era o seguía siendo el ‘Niño Terrible’. Y se las ingenió para la famosa marca Maradona-Reyna y, de pronto, Perú estaba cerca de clasificar. Fue Gareca en Buenos Aires el que nos quitó el sueño. Entonces, se había quedado como en puntos suspensivos y siempre recuerdo vivir de lamento tras lamento...

Lo lindo de esta Eliminatoria es que mi hijo de 9 años pudo vivir la clasificación. Fue como continuar esta segunda temporada, pero ya como papá de la misma edad, como cuando la historia se quedó suspendida. Fue emocionante. Te quiebra. Es una mezcla de sentimientos. Fue como pasar de una generación a otra y decir “lo logramos, lo conseguimos”.

Esta ha sido la primera vez que yo, con conciencia plena, veía a Perú en un mundial. Ver a la gente, ver la emoción del canto del himno es como redefinir lo que es la patria. Sentirlo con verdadera conciencia porque creo que esto nos ha dado o nos hizo catapultar el concepto de patria. Esto va más allá de lo futbolístico, eso es identidad. Yo sentía que cantar el himno era muy autómata. Hemos redefinido el canto del himno hasta ver la bandera por todo el mundo. Y que el mundo aplauda y reconozca eso. Porque eso es muy aparte del verdadero equipo que ha recuperado Gareca y Oblitas. Si no sería por Oblitas, esto no sería posible.

El país cambió. Creo que no hay marcha atrás. El cambio ya empezó desde el himno, desde pensar a ganador y estar juntos en la adversidad. Pero cuando las cosas están mal, no sabíamos estar juntos y teníamos los grupitos de siempre. Gareca nos ha enseñado a ser un puño, un equipo y eso se traslada inevitablemente a la patria. El cambio recién lo estamos sintiendo y comprendiendo. Esto no tiene retorno, para bien de nosotros.