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Los sordos de la política

Se han dado repetidos argumentos legales contrarios al reconocimiento legal del Movadef, basados, con razón, en que desde su definición ideológica hasta su interpretación del conflicto armado interno evidencian que si, desde su punto de vista, la situación política cambia, sus integrantes podrían volver a la lucha armada.

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Santiago Pedraglio, Opina.21spedraglio@peru21.com

Se han dado repetidos argumentos legales contrarios al reconocimiento legal del Movadef, basados, con razón, en que desde su definición ideológica hasta su interpretación del conflicto armado interno evidencian que si, desde su punto de vista, la situación política cambia, sus integrantes podrían volver a la lucha armada.

No otra cosa significa la afirmación de uno de sus promotores: "La realidad concreta del país y la lucha de clases son las que definen las formas y métodos de lucha que hay que utilizar", reproducida en Noticias SER ("El MOVADEF por dentro", 18-1-2012).

Sin embargo, la pregunta de fondo es esencialmente política: ¿Cómo un movimiento evidentemente vinculado a Sendero Luminoso puede obtener cerca de 400 mil firmas sin utilizar ningún service para conseguirlas?

La respuesta tiene mucho que ver con la situación de los partidos políticos en nuestro país.

Desde la crisis del primer gobierno de Alan García y el poderoso movimiento antipartidario que despertó el gobierno de Alberto Fujimori, los partidos no han levantado cabeza.

Salvo excepciones, solo existen para los procesos electorales. No tienen dinámica interna ni militancia activa, ni menos aún se interesan por construir fidelidad a su organización y una cultura política democrática de debate y de táctica en el ejercicio del quehacer político.

La idea de que las adhesiones políticas se deciden en los medios de comunicación, sobre todo en la televisión, hace perder todo interés por construir o solidificar colectivos partidarios en Lima y en el resto del país.

El surgimiento del Movadef, al margen de todas las observaciones legales, es un llamado de atención a los partidos políticos que estos, seguramente, no escucharán.