AL DETALLE. Como es norma en la cocina oriental, ingredientes y decoración de los platos van de la mano. (USI)
AL DETALLE. Como es norma en la cocina oriental, ingredientes y decoración de los platos van de la mano. (USI)

Redacción PERÚ21

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Nuestro buen amigo Firdaus Madon nos dijo que teníamos que conocer Ache, el novísimo restaurante de Hajime Kasuga, pues creía que era el lugar ideal para probar los vinos portugueses que le habían llegado: un Barco Negro Douro 2005 (con una DOC de 1756, la más antigua del mundo) y un Pilheiros de Lurton 2005.

Lo miramos con desconfianza porque no nos parecía una buena idea llevar vinos tintos a un lugar de comida nikkei. Felizmente, para nuestros sentidos, nos equivocamos. Para empezar, diremos que el Barco Negro es uno de los 'comodines' más logrados que hemos probado últimamente. Su cepa, la touriga nacional, es dúctil, versátil, gustosa. Por eso fue capaz de maridar con el tiradito nikkei que Hajime nos sirvió. Sí, un tinto con un tiradito (siempre que tenga soya) pueden ir bien.

El taco de maguro (atún) es otra sorpresa, y el cebiche de cítricos, una experiencia que hay que vivir. A la hora de los makis hay que pedir el No roll y, obvio, el cebiche roll, que viene con chicharrón de calamar y ajonjolí negro. El ebi nazu (berenjenas rellenas) no estuvo en su punto, pero recuperamos la fe con el sakana crispy miso que nos devolvió al vino. Nos despedimos con un blue beef, cuya costra de especies es, eso, muy especial.