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Siete mitos sobre la educación sexual integral en las escuelas
En el Perú, aún se sigue trabajando en desterrar mitos y percepciones erróneas en la sociedad en torno a la sexualidad y la educación sexual integral.
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A puertas de conmemorar el Día del Maestro, es fundamental reconocer el rol de las y los docentes para promover la educación sexual integral (ESI) en las escuelas, con el objetivo de permitir a los estudiantes adquirir conocimientos, aptitudes y competencias para cuidar su salud. Sin embargo, existen opiniones y posiciones adversas sobre la ESI que comúnmente se basan en mitos o en interpretaciones erróneas.
“Nos preocupamos por capacitar adecuadamente a las y los docentes para que lleven información veraz y sustentada sobre la educación sexual integral a sus estudiantes. Es así que, instalamos la primera Red de Docentes del Perú en defensa de la ESI, quienes provienen de diversas regiones. Entre sus objetivos está combatir los mitos que impiden brindar una educación de calidad”, indicó Pamela Ortega, coordinadora del proyecto Red de Docentes Defensores de la ESI del INPPARES.
Mito 1: Propone las relaciones sexuales a edad temprana.
¡FALSO! Se ha comprobado que la Educación Sexual Integral, dentro o fuera de la escuela, no aumenta la actividad sexual, ni los comportamientos sexuales considerados de riesgo ni las infecciones de transmisión sexual. La ESI se basa en contenidos científicos, actualizados y apropiados para cada edad. De acuerdo con la Unesco, el 40% de adolescentes que recibieron ESI retrasaron el inicio de las relaciones sexuales o las practican con protección.
Mito 2: Promueve la homosexualidad
¡FALSO! La Educación Sexual Integral habla sobre identidad de género u orientación sexual en la escuela, sin determinar la sexualidad de las personas. Enseña a no discriminar y a valorar la diversidad en línea con la legislación nacional y tratados internacionales.
Mito 3: Está “en contra de los varones”
¡FALSO! Contribuye a la equidad con enfoque de género a partir del análisis y superación de estereotipos asociados a “lo femenino” y “lo masculino”. Permite que todas las personas se desarrollen en la sociedad de manera consciente y autónoma.
Mito 4: Deja afuera a las familias
¡FALSO! La Educación Sexual Integral da a las familias un rol privilegiado como núcleo promotor y protector de derechos de las niñas, niños y adolescentes, y reconoce su derecho a estar informados y mantener un diálogo fluido con las escuelas, pues tienen una responsabilidad compartida en el proceso educativo.
Mito 5: Va en contra de los valores
¡FALSO! La Educación Sexual Integral apunta a que niños y niñas puedan identificar, expresar, reflexionar y valorar las emociones y sentimientos vinculados a su cuerpo y autocuidado, al mismo tiempo que se promueven valores como el amor, la inclusión, la solidaridad, la responsabilidad y el respeto a la intimidad propia y ajena.
Mito 6: Adoctrina con “ideología de género”
¡FALSO! Trabaja en el reconocimiento de la igualdad de derechos, con una mirada integral, para que chicas y chicos asuman una vida plena. No impone nada: se abre hacia el respeto de la igualdad de derechos, sin discriminación, ni violencia.
Mito 7: Invita a los estudiantes a usar ropa “del sexo opuesto para simular serlo” en el aula
¡FALSO! La Educación Sexual Integral propicia contenidos progresivos, de acuerdo con la edad de las y los estudiantes, promueve el autocuidado y autoconocimiento, con el uso de lenguaje científico, denominando a cada proceso, órgano o sistema, por su nombre.
Al destapar estos mitos, INPPARES contribuye a defender el derecho de las niñas, niños y adolescentes a recibir una educación de calidad y prevenir el índice de embarazos adolescentes, violencia sexual y escolar, así como las infecciones de trasmisión sexual, además de contribuir a su salud integral.
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