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Salud21: Los mitos y realidades de los males hepáticos
El paracetamol es un medicamento seguro y no daña el hígado, a diferencia de los antiinflamatorios que pueden afectar a los pacientes con cirrosis.
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El hígado es un órgano imprescindible en el cuerpo humano. Se encarga de limpiar y procesar las toxinas que viajan por nuestro sistema circulatorio, pero además produce proteínas importantes para la sangre, y también la bilis, que es necesaria para la función digestiva. Martín Tagle Arróspide, gastroenterólogo de la clínica Anglo Americana, explicó que generalmente el hígado empieza a fallar por malos hábitos relacionados con la alimentación, que pueden dar lugar a enfermedades como el hígado graso y la cirrosis.
El experto precisó que las enfermedades hepáticas son asintomáticas y, aunque en ciertos casos un hígado inflamado puede producir malestar, generalmente no presenta dolor. Es que hay muchos mitos alrededor de este órgano. Pero el especialista aclaró que sentir la boca amarga, tener las manos peladas o manchas en la piel no son indicativos de una enfermedad hepática.
“La acidez, vinagrera o digestión lenta no son síntomas de un hígado enfermo. Pueden pasar muchos años y uno no sabe que está mal hasta que se hace análisis de sangre y descubre alguna alteración”, explicó.
“La acidez, vinagrera o digestión lenta no son síntomas de un hígado enfermo. Pueden pasar muchos años y uno no sabe que está mal hasta que se hace análisis de sangre y descubre alguna alteración”, explicó.
Tagle señaló que el síntoma más común de la enfermedad hepática es el cansancio sin explicación, así como la picazón del cuerpo generalizada, la orina oscura o el color amarillento en los ojos, aunque este último síntoma también podría revelar otras enfermedades.
HÍGADO GRASO
En el caso del hígado graso, se presenta cuando las células de este órgano se llenan de grasa y es más frecuente entre personas con sobrepeso y en diabéticos. “Esta enfermedad es muy peligrosa, pues en el 15% de casos puede evolucionar a una cirrosis hepática, un mal crónico que avanza lentamente y puede desarrollar ascitis (acumulación de líquido en el abdomen), várices en el esófago o alteraciones cerebrales porque el hígado pierde la capacidad de filtrar las toxinas bacterianas, que llegan al cerebro y lo intoxican”, detalló.
En el caso del hígado graso, se presenta cuando las células de este órgano se llenan de grasa y es más frecuente entre personas con sobrepeso y en diabéticos. “Esta enfermedad es muy peligrosa, pues en el 15% de casos puede evolucionar a una cirrosis hepática, un mal crónico que avanza lentamente y puede desarrollar ascitis (acumulación de líquido en el abdomen), várices en el esófago o alteraciones cerebrales porque el hígado pierde la capacidad de filtrar las toxinas bacterianas, que llegan al cerebro y lo intoxican”, detalló.
Agregó que una cirrosis avanzada puede derivar también en cáncer de hígado. “Por eso cualquier anormalidad del hígado debe ser tomada en cuenta desde el primer momento”, dijo.
La buena noticia es que el hígado tiene la capacidad de regenerarse. Por ello, un hígado graso puede ser reversible si el paciente cambia sus malos hábitos alimenticios y deja de lado el sedentarismo. “No hay ningún medicamento contra el hígado graso. Todas esas hierbas, pastillas, preparados o tónicos hepatoprotectores que dicen que curan el hígado graso son falsos. Lo único cierto para sanar el hígado es bajar de peso, comer sanamente y hacer ejercicio”, remarcó.
Tagle también refirió que no hay ningún alimento que haga daño al hígado. “Ni la palta, ni el huevo, ni el chocolate, ni las grasas dañan este órgano. Eso es un mito. Lo que sí daña el hígado es el resultado final de una mala alimentación, es decir la sumatoria de años de comer mal”, sostuvo.
Además dijo que recientes estudios han descubierto que, contrariamente a lo que se creía, el café tiene propiedades antioxidantes y ahora los médicos recomiendan a los pacientes con enfermedades hepáticas crónicas tomar dos o hasta tres tazas al día. “Para cuidar el hígado es importante mantener una vida sana y vacunarse contra la hepatitis, y también tener relaciones sexuales seguras y no compartir agujas para evitar la hepatitis B y C, que son infecciones virales muy peligrosas porque causan un daño hepático grave”, advirtió.
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