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Día de la Madre: La escritora que comparte su vida y trabajo con su hija
Es autora de Parece una agonía y Hey, soy gay, este último en coautoría con su hermana Patricia.
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María Luisa del Río lleva viajando desde los 18 años. Ha publicado cuatro libros, el último: Hey, Soy Gay. Lleva poco más de un año viviendo en un edificio con una vista maravillosa al mar miraflorino y lleva diez años siendo mamá. El jueves 3 de febrero de 2005 nació Nua, que significa mujer en aguaruna. Recuerda que fue un parto corto aunque doloroso. "No fue natural, con partera, eso es muy lindo. No fue cesárea", dice María Luisa que tuvo un parto "normal". Cuando Nua nació, la entregaron unos segundos a los brazos de su mamá y luego se la llevaron para evaluarla: es una de las cosas que María Luisa no volvería a permitir si tuviera otro hijo. "El hijo cuando nace, nace para estar con su mamá, no nace para que lo aíslen de ella". A ella no le gustaba la idea de que la alejen de su hija. Años más tarde cuando tuvo que llevar a Nua a su primer día en el nido y dejarla ahí, tuvo la misma sensación. Al embarazarse no sabía cómo iba a llevar la gestación. "Yo no fui una buena embarazada. Para mí reunirme con otras mujeres que estaban embarazadas y hablar de bebés me aburría bastante. Quizá lo debí hacer pero no tenía esas ganas", dice María Luisa. Ella siempre tuvo en mente ser mamá, desde pequeña. Aun en sus épocas rebeldes y en la edad en la que todo adolescente piensa en su independencia, soltería y libertad, ella quería ser madre.
Al inicio de su embarazo empezó a leer literatura para embarazadas pero llegó a la conclusión de que esos libros la ponían aún más paranoica.
MAMÁ VIAJERA
María Luisa trabaja en su casa, recoge a Nua del colegio, la lleva a casa, juegan juntas, ven películas o documentales pero también trabaja mucho, viaja, hace entrevistas e investiga fuera y cuando el momento de sentarse a escribir llega, ella decide hacerlo solo cuando Nua duerme. "Cuando entro en cierres de libros, espero que se duerma, aunque cada vez se duermen más tarde los niños", dice María Luisa, que trabaja de 10 de la noche hasta la una de la mañana cuando de escribir se trata.
Hace unos días Nua acompañó a María Luisa a una reunión para un proyecto de trabajo. Ambas volvieron a casa interesadas en el tema: la Selva. Nua siempre tiene la curiosidad de cómo se pasa de la idea de hacer un libro a escribir uno, porque ella siempre está dormida cuando Maria Luisa escribe, aunque en los viajes Nua encontró una distracción que parece estar dibujando un camino en su destino: la fotografía. María Luisa tiene el sueño de que Nua crezca y sea su fotógrafa de viaje.
La periodista y escritora es una viajera que trata de llevar a Nua, en lo posible, a todo lugar al que va. Nua es una buena viajera con solo una década de vida. "Sabe viajar, sabe ser paciente. Sabe que cuando se está de viaje, si alguien te ofrece algo de comer hay que aceptarlo, o si hay un baño, hay que aprovecharlo porque tal vez no encontremos otro en la ruta". María Luisa siente más dificultad como persona que viaja que como escritora al momento de cuidar de Nua. Por sus viajes ella deja la casa unos cuantos días cada mes, eso es lo que más le duele como mamá. Siente también que es más difícil criar a Nua que cuando era más pequeña, porque con diez años está entrando en la edad donde hay que guiarlos más.
Un día, María Luisa, en un momento de mucho cansancio por el trabajo y las responsabilidades en su casa, rodeada por Nua y sus mascotas, dijo: "Ustedes se van a dar cuenta cuando yo me muera", a lo que Nua contestó: "Ay mamá, no seas dramática", ese soplo de realidad fue el indicador de que Nua estaba creciendo. La vida que María Luisa lleva es de una viajera casi cotidiana, aunque extraña un poco la rutina. Un poco de rutina con Nua. Cuando abrió su Mac para enseñarme algunas fotos de ella y Nua entendí que eran un equipo, aparecían ambas posando juntas, siendo cómplices madre e hija, que pueden estar viendo y discutiendo un documental un domingo por la tarde o pueden irse de viaje a la selva a la semana siguiente. Madre e hija, dos amigas que se admiran.
*Por Christian Saurré (@csaurre)
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