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Bar Olé: Un clásico limeño
Desde su creación, supo posicionarse como uno de los mejores de Lima. ¿Su secreto? Su apuesta por la coctelería clásica y la elegancia de la intimidad.
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Sirven el mejor y más elegante capitán de la ciudad, esa mezcla sublime de pisco y vermut que hoy, felizmente, muchos están bebiendo con emoción.
Decimos que es el más elegante porque su presentación es una demostración de que para ser bueno no solo hay que serlo, sino parecerlo: sirven 3/4 del coctel en una copa de martini y colocan 3/4 más (es decir, uno bebe porción y media de este capitán que, en realidad, es un general) en un bellísimo vaso que está dentro de una hielera de acero (que parece plata): así el coctel siempre está frío y su sabor nunca se altera, pues los hielos jamás lo tocan, solo lo enfrían (y acarician).
Cuenta la leyenda que esta fórmula mágica tiene su origen en Hemingway, ese oceánico bebedor que, cansado de que sus martinis se le calentasen, exigió que solo le sirviesen la mitad y que lo demás lo colocasen en un recipiente frío y rodeado de hielo. Para muchos bebedores, el autor de El viejo y el mar no pasará a la historia por sus textos, sino por esta genial idea coctelera.
UN GRANDEPero el Bar Olé, a pesar de la grandeza de este coctel, es más que un capitán: sus dos bartenders principales, los muy queribles Otimio Cubas (cajamarquino, para más señas) y Juan Flores (en la foto) son expertos en tragos clásicos como el martini, el manhattan, el old fashion, el gin tonic… y si de pisco se trata, también son maestros preparando el clásico pisco sour y esa otra joya de la coctelería pisquera llamada chilcano.
Pero las bondades del Bar Olé no quedan allí: su tortilla española es la mejor de Lima y acaba de traer a un charcutero francés que cambiará nuestra noción de patés y salchichas.
Además, es un espacio íntimo, elegante, privadísimo, donde más que clientes hay habitués. Es decir, en este entrañable bar de San Isidro, uno, más que amigos, encuentra cómplices… y eso, en esta época de exhibicionismo 'feisbukero', es un lujo.
Por: Gonzalo Pajares (gpajares@peru21.com)
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