Esta es la quinta generación del Impreza y creemos que es el más logrado en sus 25 años de vida. En líneas generales luce muy bien, ahora con una apariencia más robusta, con un nuevo diseño de los faros delanteros, así como de la parrilla y el capot (ahora de aluminio, como el WRX).
Ahora es 45 mm más largo y 35 mm más ancho que su predecesor, lo cual repercute en el espacio interior y en la capacidad de maletera. Más que deportividad, su apariencia ahora transmite mucho lujo y personalidad.
La mayor novedad del Impreza está en su plataforma, la misma que Subaru empezará a usar en sus nuevos modelos. En esta nueva plataforma se han reforzado las uniones entre las partes que lo componen, lo que significa que hay una mayor rigidez torsional que en los modelos que comercializa actualmente. Esta nueva plataforma está orientada básicamente al confort, pues se reducen los ruidos y vibraciones dentro de la cabina.
Este Impreza incluye también un motor bóxer de 1.6 litros de inyección multipunto de 112 HP; que se suma al bóxer de 2.0 litros de inyección directa que produce 154 HP y que va ligada a una caja de cambios CVT (continuamente variable) que simula hasta siete velocidades. La tracción, como parte del ADN de Subaru, es permanente a las cuatro ruedas. La dirección ha mejorado, aunque está más destinada a una conducción urbana y a las maniobras de aparcamiento por su buen radio de giro; pero si esperas deportividad, no creemos que sea la mejor, ya que es bastante suave aún.
Además, la nueva plataforma y correcta distribución de peso de la tracción integral otorga mucha estabilidad a altas velocidades, pese a las nuevas dimensiones.