"Es evidente que esta limpieza de estos angelitos brasileños va a beneficiar mucho a varios procesados en el Perú..." (Foto: EFE)
"Es evidente que esta limpieza de estos angelitos brasileños va a beneficiar mucho a varios procesados en el Perú..." (Foto: EFE)

Me llama a mucha sorpresa la poquísima cobertura mediática que ha tenido en Perú esta reciente decisión de los tribunales brasileños de desconocer las pruebas obtenidas contra la corrupción de Odebrecht en los servidores Drousys y My Day Web B, desde donde se hacían los pagos para los sobornos de esta constructora brasileña a nivel continental. Específicamente, el juez brasileño Toffoli (Tribunal Federal) ha anulado las pruebas, por estar consideradas “contaminadas”, contra el político ecuatoriano Jorge Glas, exvicepresidente y mano derecha del aún prófugo expresidente ecuatoriano Rafael Correa. Otro que ha sido limpiado así por la judicatura brasileña es el actual vicepresidente brasileño Geraldo Alckmin y los exgobernadores Sergio Cabral y Antony Garotinho.

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Es evidente que esta limpieza de estos angelitos brasileños va a beneficiar mucho a varios procesados en el Perú, que muy pronto van a reclamar ante los tribunales peruanos que esas pruebas, obtenidas por nuestros fiscales tras varias negociaciones, son nulas y no se pueden usar en su contra. Esto y la reciente “amnesia” de Barata al declarar que no se acordaba de quiénes estaban bajo los alias de los “codinomes” —se necesitaba una ratificación de lo declarado anteriormente para que esas revelaciones valgan en los juicios peruanos— mellan seriamente toda la arquitectura de colaboración eficaz entre la Fiscalía peruana con la judicatura brasileña y los delincuentes de Odebrecht, lo que beneficia a gran parte de los procesados peruanos por la corrupción de Odebrecht (esto no repercute para nada con los procesados por las coimas de las otras constructoras brasileñas, tipo OAS, Camargo Correa o Andrade Gutiérrez). No hay que ser un genio para concluir que este volteretazo de los jueces brasileños y de los delincuentes de Odebrecht se debe a la llegada de Lula al poder en Brasil. Todos allá ahora quieren enterrar estos casos para no dañar a Lula y todos sus compinches. ¡Qué vergüenza y qué pena!


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