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José Cevasco: "Con mi renuncia, han querido marcar una nueva etapa"
Perfil y despedida del ex oficial mayor del Congreso.
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Estoy dolido y decepcionado. Pepe –o Pepito– Cevasco, la sombra en el Congreso, fue separado de su cargo esta semana. Se enteró por los medios de comunicación de que el nuevo presidente del Legislativo, Daniel Salaverry, le había retirado la confianza, aunque ya había presentado su renuncia verbalmente –el jueves 9 de agosto– y había acordado formalizarla este lunes (13 de agosto). Lo cierto es que lo dejaron sin piso. Alguien quiso dar un golpe y terminó por caerle a él.
José Francisco Cevasco Piedra (55) trabajó en el Congreso de la República por primera vez cuando tenía 17 años. Literalmente, comenzó limpiando los baños, pero no se equivoque: no se trata de un improvisado; a estas alturas, su currículum podría llenar todo este espacio y más. Pero entonces corría el año 1980 y, mientras estudiaba economía en la Universidad Inca Garcilaso de la Vega, sentía la obligación de demostrarle a su padre –post mortem– que era un hombre capaz, que no era el vago que parecía ser en el colegio y que tanto le disgustaba. Probarle que podía trabajar incluso donde él había sido cronista (en el Parlamento) y, tal vez sin querer, superarlo siendo el amo y señor de las llaves de cada rincón de ese solemne lugar; el conocedor de cada detalle; quien terminaría por custodiar los grandes secretos de varios periodos congresales del Perú.
A los 26, 9 años después de ingresar como el más novato de los conserjes, el presidente del Senado de ese entonces, Felipe Osterling, quiso nombrarlo oficial mayor. Un cargo que Cevasco admiraba desde la etapa escolar, cuando asistía a las sesiones de la Asamblea Constituyente de 1978. Un puesto que veía lejano, digno de hombres experimentados, llenos de arte y sabiduría para asesorar desde el silencio. El golpe del 92 impidió ese ascenso, que él sentía apresurado. De todos modos, un año después, el Congreso Constituyente Democrático terminó por designarlo suboficial mayor y, pronto, oficial mayor del primer poder del Estado. “Si bien me formé en la escuela del Apra desde los 13 años, cuando entré al Congreso nunca más hice actividad de carácter partidario. Los oficiales mayores somos como sacerdotes: todos los congresistas deben sentirse con la confianza de acercarse a ti”.
Se sorprende cuando hace el recuento de los momentos que ha vivido desde la Oficialía Mayor. “Reconozco que soy un ciudadano privilegiado. Hemos administrado las crisis de la caída de Alberto Fujimori en el 2000, la elección de Valentín Paniagua buscando una salida constitucional para que asuma la presidencia del Congreso y luego la del país e incluso la reciente renuncia de PPK”, señala. Pero también es consciente de que los tiempos han cambiado. “Era mi casa. Me he despedido varias veces del Congreso (con Carlos Ferrero y con Mercedes Cabanillas). pero siempre me fui con ganas de volver. Esta vez no. Estoy decepcionado, siento que se manosea mucho al funcionario del Congreso”.
A pesar de su esforzada trayectoria, en los últimos dos periodos legislativos, Cevasco fue algo así como el pararrayos del Parlamento. De hecho, siempre repetía con humor: “El oficial mayor tiene la culpa de todo”. Pero en la gestión de Luz Salgado, a pedido de la Mesa Directiva, tuvo que salir a dar explicaciones por un proceso de compra –el de 980 computadoras–, pese a que las adquisiciones de bienes y servicios del Congreso no las decidía él: “Eso hace 40 años no hubiera ocurrido. En ese momento pensé qué hago acá. Ahí comencé a cuestionar mi presencia en el Congreso”.
Aunque con Luis Galarreta todo fue mejor, Cevasco le anunció a este su intención de dejar el puesto para desarrollar una escuela de formación parlamentaria. Quería enseñar derecho parlamentario, funcionamiento del Congreso, además de transmitir otras experiencias y retornar a la música, que tanto le apasiona –Cevasco ha cantado en Trampolín a la Fama, ha sido corista en orquestas, toca batería, percusión y tiene, por ahora en pausa, una banda de covers de Maná que se llama Cuestión Previa–. Galarreta, no obstante, le pidió quedarse a su lado, lo mismo que Salaverry. Y hasta en dos oportunidades… Pero luego llegaron las sorpresas.
Intentando mantener la imparcialidad característica de un oficial mayor, José Cevasco, durante toda la conversación, busca no hacer señalamientos. Sin embargo, no puede negar que su renuncia sea parte del paquete de medidas anunciadas por Salaverry para hacer la diferencia con las anteriores Mesas Directivas: “Con mi renuncia y otros gestos, han querido marcar una nueva etapa”.
Tal vez la baja aceptación del Legislativo. Quizá los acuerdos tras la reunión con la lideresa en Cieneguilla. Cevasco prefiere no decir lo que sabe; aunque pronto, posiblemente, contará detalles en sus memorias. “Me dedicaré a escribir mi vida en el Congreso, a contar las historias que remuevan la política del Parlamento de los últimos 30 años. Volveré a la docencia, a la música y a reinventarme una vez más”, anuncia al cerrar la entrevista.
SI LE DIGO...
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Apra: Escuela
Keiko: Líder
Galarreta: Amigo
Salaverry: (En blanco)
Alberto Fujimori: Respeto
Mauricio Mulder: Buen parlamentario
Acción Popular: Historia
Poder Judicial: Se debe refundar
Oficialía Mayor: Neutralidad.
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Apra: Escuela
Keiko: Líder
Galarreta: Amigo
Salaverry: (En blanco)
Alberto Fujimori: Respeto
Mauricio Mulder: Buen parlamentario
Acción Popular: Historia
Poder Judicial: Se debe refundar
Oficialía Mayor: Neutralidad.
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