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Francisco Sagasti: “Esta reforma no tiene ni pies ni cabeza”
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Francisco Sagasti se confiesa novato en las lides parlamentarias, pero tiene claro que los cálculos políticos no tienen cabida y que, cuando de reformar la Constitución se trata, hay que trabajar con pinzas y no “zarandearla”, como ocurrió la semana pasada en el Congreso. El vocero del Partido Morado, sin embargo, confía en que esto todavía se puede revertir.
El Congreso le dio la semana pasada al país una muy mala noticia aprobando una norma distorsionada sobre inmunidad que terminó provocando una crisis. ¿Cuál es su reflexión?
La semana pasada fue realmente crítica y desafortunada para la actuación de algunas bancadas en el Congreso, pero hay un antecedente cuando se votó el tema de paridad y alternancia en las listas y se acordó incluir la prohibición del voto preferencial. De un momento a otro, se escamoteó y se sacó de la mesa. Ya veíamos entonces cierta disposición a jugar con las reglas electorales; eso nos dejó un mal sabor en el Partido Morado.
¿Esa predisposición a jugar con las reglas electorales Ud. diría que vino de Omar Chehade o de Luis Valdez, que conducía en ese momento el debate en el Pleno y que es de su misma agrupación: APP?
Yo prefiero no imputar motivos a ninguna bancada, me preocupo por resultados, hechos y evidencias. La evidencia es que, de una forma u otra, el voto preferencial quedó descartado cuando ya teníamos un dictamen (…). Creo que es una responsabilidad conjunta de la presidencia en ese momento y de la Comisión de Constitución. Luego vino la sesión sobre inmunidad e impedimentos, la cosa quedó en el aire, no se aprobó impedimentos, tampoco inmunidad; ambos requerían aprobarse en dos legislaturas, (…) hicimos gestiones para que el presidente del Congreso convoque a Junta de Portavoces, las cuales al final se concretaron…
En el caso de impedimentos para postular, se ha saludado la medida; en el caso de la inmunidad, ¿no ha sido un desaguisado?, ¿no fue peor el resultado por el apresuramiento con que se trabajó?
Definitivamente ha sido peor y es algo reconocido por la mayoría de constitucionalistas, grupos políticos y analistas, eso está clarísimo. (…) Sobre el tema de inmunidad, todavía no logramos entender qué motivó al presidente de la Comisión de Constitución a prestarse a presentar una cosa que manifiestamente era un despropósito; tan es así que cuando vimos lo que se presentó en el texto sustitutorio, planteamos una cuestión previa, pedí que se vote inmediatamente. Sin embargo, ese pedido no solo fue rechazado, sino que recibió burlas de algunos congresistas que no tienen respeto a la Constitución.
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Algunos han reconocido, incluso, que se dieron el lujo de votar sin leer, como Urresti.
Eso me parece una actitud poco responsable.
El presidente del Congreso ha informado que las correcciones se harán durante el debate en el Pleno.
Es la única manera, no hay otra forma. Desde el punto de vista constitucional, una vez que el Congreso aprueba con mayoría calificada una reforma constitucional, lo que queda es pasar a segunda votación. Ahora, habiendo tomado conciencia de que esta reforma no tiene pies ni cabeza, y que lo que se hizo fue tomar un dictamen sobre el artículo 93º de la Constitución y luego añadir otros cuatro artículos sin debate ni reflexión y sin nada, ahora se está buscando cómo salir…
¿Cuál es la propuesta de su agrupación?
Este es un tema constitucional muy delicado y nosotros somos partidarios de que a la Constitución hay que trabajarla con pinzas; es como un cristal valiosísimo que no se puede estar tirando y zarandeando. Lo primero que puede suceder es que muchos partidos recapaciten y se comprometan a cambiar su voto y hacerlo en contra o abstención y que con ese resultado no se llegue a una votación calificada. La segunda posibilidad es que simplemente no se ponga a voto y se deje que expire al final de la segunda legislatura, que será en diciembre, y la tercera posibilidad es que se presente una reconsideración de la primera votación y al volverse a votar no alcance los 87 votos. Hay otras opciones más complejas, pero estas son las tres que están sobre la mesa y que todos los partidos políticos están examinando para revertir este desaguisado que se cometió en el Pleno del domingo pasado.
Pero en todas estas opciones se deja sin efecto la eliminación de la inmunidad parlamentaria...
Definitivamente, porque se ha votado un solo dictamen. Habría que volver a empezar con el tema de inmunidad parlamentaria, que era lo único que estaba en discusión, y si un partido quiere meter otros temas de inmunidad, que sean materia de otros proyectos de ley, no hay ningún problema, pero no tiene por qué meterse todo junto, sobre todo cuando ya ha sido discutido en profundidad en la Comisión de Constitución y en dos plenos. Si se quiere corregir otro tipo de inmunidad, que se den las razones, no que para nivelar la cancha y que todos estemos iguales, no; el Congreso no es una aplanadora para ponerse a “nivelar la cancha” a tontas y locas.
Siendo malpensada, ¿no habría sido ese el propósito al meter todo en un mismo saco, tirarse abajo la eliminación de la inmunidad parlamentaria?
Hay dos cosas adicionales que son muy complicadas. Una es la que usted ha mencionado: aquí cae Sansón con todos los filisteos, tirarse el templo abajo, tirarse todo, eso es totalmente irresponsable y espero que no haya sido la motivación de fondo, pero hay otro problema adicional y es que, al plantear reformas al artículo 93º, se añadieron otras causales por las cuales los congresistas tienen protección adicional. Se elimina la inmunidad, pero ahora ya no son responsables solamente por delitos de opinión, etc., sino por cualquier acto que realicen como parte de su función legislativa; entonces, en la función de representación –lo han dicho algunos juristas–, algunas de las “gestiones” que han hecho algunos congresistas para favorecer a determinado grupo de interés, a determinada persona o empresa podrían ser consideradas actos de representación y, por lo tanto, no podrían ser castigadas.
Un tema que no salió de la comisión y tiene nombre propio: Omar Chehade. ¿Está él calificado para mantenerse al frente de la comisión de Constitución?
Creo que tiene, desde el punto de vista formal y legal, las calificaciones, pero estamos hablando de otras cosas.
¿Y éticamente? Porque sorprendió en el Pleno y metió de contrabando otra propuesta que no se discutió…
Yo no pienso eso y no emito opiniones de esa naturaleza. Yo simple y llanamente veo la evidencia y el comportamiento y a mí lo que me sale claro es que en las tres últimas sesiones del Pleno, donde el protagonista en términos de propuesta y expresión de dictamen ha sido el presidente de Constitución, su desempeño ha dejado muchísimo que desear. Me preocupa su desempeño objetivo para manejar situaciones extremadamente delicadas y, en ese sentido, creo que el presidente de la comisión, en situaciones muy complejas y políticamente difíciles, no ha estado a la altura de las circunstancias.
Hay todavía temas de reforma electoral pendientes en dicho grupo de trabajo. ¿Le preocupa a usted, a su partido, cómo se van a manejar con los antecedentes que tenemos?
Por supuesto. No emito ningún juicio sobre la persona de Omar Chehade, a mí me cae muy bien, es una persona muy simpática, muy amable; yo no evalúo al señor Chehade, evalúo el comportamiento del presidente de la comisión y lo claro es que en estos temas nos deja preocupación. Nos parece que no ha estado a la altura de las circunstancias y debería él, sin que se lo pidan, dar un paso al costado y solicitar a su partido, que es el que tiene la presidencia del grupo de Constitución, que ubique a otra persona en el cargo.
¿Lo mismo debería ocurrir en Fiscalización, cuyo titular, Edgar Alarcón, es objeto de dos denuncias constitucionales?
El Partido Morado, al iniciar la primera legislatura, presentó un proyecto para modificar el Reglamento del Congreso y que ninguna persona con cuestionamientos sobre su comportamiento, sobre todo en actos de corrupción, pueda presidir una comisión. Lamentablemente, la Mesa Directiva no lo puso en agenda.
Esa comisión tiene investigaciones importantes que alcanzan al presidente de la República. ¿Qué se puede hacer al respecto?
El hecho claro es que el presidente de una comisión, que fue destituido por el Congreso al que pertenece, no solo tiene cuestionamientos serios, sino, además, dos denuncias de la Fiscalía. No sé si soy demasiado viejo o antiguo. Creo que hay una decencia en el comportamiento. Si una persona está cuestionada, yo, voluntariamente, doy un paso al costado y no espero que me pidan la renuncia; creo que eso es lo que ha debido suceder.
Este tipo de situaciones, sumadas a las medidas populistas que ha aprobado este Parlamento, han hecho que algunos analistas consideren que este es un Congreso peor que el anterior. ¿Cuál es su respuesta?
Cada uno es dueño de su opinión. Lo que puedo decir es que este Congreso, a diferencia de los anteriores, es muy fragmentado, con nueve bancadas, pero sobre todo con un número muy grande de personas de regiones que entran por primera vez al Congreso. Es un proceso de aprendizaje saber cuáles son las reglas, los límites, sobre todo porque ha sido una campaña tan corta y no ha habido tiempo para muchos de los candidatos ni de empaparse a fondo del reglamento o la Constitución. En segundo lugar, hay realidades y vivencias distintas, (…) congresistas de zonas apartadas con carencias terribles, sin agua ni Internet, con luz intermitente. Eso también es una explicación del comportamiento, y hay un tercer grupo que sí conoce mucho y probablemente se esté aprovechando de la situación.
¿Y que, dado que no hay reelección inmediata, actúa con fines político-electorales con miras a los comicios generales de 2026?
No tengo idea. Cualquier persona que piense en 2026 el día de hoy está fuera de foco. Primero veamos cómo salimos de esta pandemia y crisis económica. El que esté pensando con cálculo político y actuando ahora en función de una posible elección en 2026 está totalmente fuera de lugar.
Datos:
- Francisco Sagasti es vocero de la bancada del Partido Morado y presidente de la Comisión de Ciencia, Innovación y Tecnología del Parlamento.
- “Soy un novato en el Congreso, como muchos de nosotros. Voy a cumplir 76 años en unos meses, no hay reelección inmediata”, comenta sonriendo.
- “Para mí, esto es una experiencia extraordinaria. Lo más importante de este Congreso es escuchar a mis colegas de diferentes regiones, que me han hecho reconocer nuevamente a mi país”, manifiesta.
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