Mal parado quedó el titular del Congreso, Alejandro Soto, quien, tras solucionarse el paro indefinido de gremios y trabajadores en Machu Picchu, sacó cara por la ministra de Cultura, Leslie Urteaga, y, cual abogado de oficio, dijo que era ya innecesario tramitar la moción de interpelación en su contra. El premier Alberto Otárola, sin embargo, lo dejó sin piso, y aclaró que los ministros irán al Parlamento cuantas veces sean llamados. “(La interpelación) es una práctica democrática, yo respeto la institucionalidad del Congreso”, subrayó. A ver si Soto toma nota… y aprende.