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Entrega de tarjetas de alimentación pudo evitar mala distribución de canastas
Las canastas distribuidas por las municipales a las familias más necesitadas terminaron siendo un dolor de cabeza para muchos funcionarios, incluso también fue una oportunidad para sacar provecho de los víveres repartidos.
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Las canastas distribuidas por las municipales a las familias más necesitadas terminaron siendo un dolor de cabeza para muchos funcionarios, incluso también fue una oportunidad para sacar provecho de los víveres repartidos. Es por eso que a futuro se debe pensar en otra opción para reemplazar el mecanismo tradicional de donación por uno más sencillo y efectivo: la tarjeta de alimentación.
A nivel internacional, se optó por este tipo de soluciones digitales para resolver la logística de las donaciones. En Francia, por ejemplo, el Primer Ministro debía entregar 6 millones de euros a las poblaciones vulnerables. Italia tuvo el reto de adjudicar 400 millones de euros de ayuda a 270,000 familias. En Reino Unido, el gobierno necesitaba distribuir 21 millones de euros a los 1.3 millones de niños en situación de pobreza que dejaron de beneficiarse del programa escolar de comidas gratuitas, luego del cierre de escuelas. En todos estos casos, la asistencia alimentaria y el material de higiene se entregaron a través de tarjetas de alimentación, cupones y vales digitales, que permitían compras físicas y online en toda una red de establecimientos.
La entrega de canastas es el mecanismo tradicional de donación más popular en el Perú. Sin embargo, es poco eficaz, ya que esconde costos de registro o empadronamiento, de distribución, y otros gastos que generan pérdidas económicas. En junio, la Defensoría del Pueblo afirmó que el proceso de adquisición y entrega de las canastas, en el marco del estado de emergencia por el coronavirus (COVID-19), tuvo bajo niveles de transparencia en los gobiernos locales, limitando el acceso de la ciudadanía a la información.
Además, la logística que demandan incrementa el riesgo de contagio porque, por ejemplo, para abastecer a 125,000 personas, se necesitan 3,125 voluntarios que intervienen en los diferentes puntos de la cadena de abastecimiento. Impide también que los beneficiarios puedan elegir el producto o servicio que mejor se adapta a sus necesidades.
La Contraloría detectó que algunas de estas canastas se desviaron a 4,212 funcionarios y servidores públicos.
“Las tarjetas de alimentos son una solución segura y eficiente para estos casos, ya que pueden ser recargadas por cualquier entidad, mediante una página web, con el monto asignado para cada beneficiario. Asimismo, el saldo se puede monitorear desde un aplicativo móvil, la web o a través de una llamada”, resalta Diego Castro, gerente de Edenred, una compañía especialista en soluciones de pago.
Este sistema digital de bonos sociales hace posible una rápida implementación de la asistencia de emergencia, asegura la donación equitativa, evita el desvío de fondos, reduce la carga administrativa, y garantiza que los beneficiarios hagan uso del bono en productos de primera necesidad.
La crisis por COVID- 19 sólo ha hecho más evidente los problemas cotidianos de las familias vulnerables de nuestro país. Para lograr mejoras permanentes para ellos, es importante acercarlos a la digitalización, bancarización y facilitarles el acceso a bienes de primera necesidad.
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