Con la valiente decisión de la Corte Suprema de excluir a un partido violento y antidemocrático como A.N.T.A.U.R.O., se ha dado un gran paso en la línea de tener candidatos más idóneos en las próximas elecciones. Su exclusión cuenta con el apoyo de 71% de la opinión pública según una encuesta de Ipsos, destacada en portada por Perú21 la semana pasada.
La siguiente tarea está en manos del Congreso y consiste en aprobar una reforma constitucional que impida que otras personas perjudiciales para el sistema democrático, como aquellos que hayan sido sentenciados por delitos graves, puedan postular a la Presidencia de la República, el Senado, la Cámara de Diputados o para ser gobernadores o alcaldes en 2026. Tendremos más de 20,000 candidatos para una u otra elección. Es indispensable una reforma orientada a mejorar la idoneidad de los candidatos.
Otra gran tarea pendiente es mejorar la representatividad de la ciudadanía en el Congreso de la República. La distribución actual del número de representantes de cada circunscripción electoral fue establecida hace buen tiempo y el Perú ha cambiado mucho desde entonces, producto de la migración entre regiones. Por ejemplo, de los 130 congresistas, 25% corresponden a Lima (36) cuando, según su población y electorado, debería tener 30% de los parlamentarios.
Lima no es la única región subrepresentada en el Congreso. También están subrepresentadas Callao, Cusco, La Libertad, Lambayeque y, en menor medida, Junín y Piura. La Cámara de Diputados que elijamos en 2026 debería tener 11 escaños más para Lima y 6 adicionales en las otras regiones subrepresentadas. El Reniec debería actualizar esta cifra cada cinco años según el número de inscritos por región en su padrón electoral.
Además, la representación de los limeños debería ser distribuida según su zona geográfica. En Lima Norte (7-8 distritos) residen 3 millones de personas, más que en cualquier departamento del norte del país. En Lima Este (7-8 distritos) residen otros 3 millones, más que en cualquier departamento de la sierra. En Lima Sur (11 distritos) residen 2.1 millones, más que en cualquier departamento del sur. En Lima Oeste (10-12 distritos) residen 1.5 millones, más que en cualquier departamento de la selva. En Lima Centro (5-6 distritos) reside un millón de personas, más que en la región de Lima-provincias. Los números pueden variar ligeramente según se considere un distrito parte de una zona o de otra, pero en términos gruesos es claro que las cinco zonas geográficas de la capital tienen una vida propia que merece una representación más directa.
Si la representación en la Cámara de Diputados es por regiones, la elección para el Senado debería ser por distrito nacional único. Lamentablemente, ya se aprobó una fórmula híbrida. De los 60 integrantes que se han previsto, 27 serán elegidos a razón de uno por circunscripción electoral y los otros 33 de manera nacional. Esta fórmula nuevamente castiga a Lima, ya que tendrá solo uno de los 27, el mismo número que Madre de Dios, que tiene menos de la cincuentava parte de la población de Lima. Si Lima pudiese elegir cinco senadores, uno por cada una de sus cinco zonas geográficas, se compensaría en parte este sesgo.
La corrección de estos sesgos tiene implicancias políticas claras. Las democracias exitosas se sustentan en las clases medias. En el Perú, la clase media (niveles socioeconómicos B y C) asciende a 14 millones de personas; más de la mitad de ellos reside en Lima. En la medida en que se impulsen la agroindustria, la minería y el turismo, crecerán las clases medias en el interior del país, pero, entre tanto, la mayor parte de los votantes de clase media están en la capital. Por eso, es indispensable para la salud democrática que los electores de Lima estén debidamente representados en el próximo Congreso de la República.