(Foto: GEC)
(Foto: GEC)

No creo que existan las “casualidades” en la política: este congresista Wilmar Elera (¡Wilmar! ¡Qué tal nombre! ¡Qué malos sus viejos!) de Somos Perú pecó de cretino por la pachotada que expectoró sobre la violación que cometió un animalesco colega suyo, pero qué “coincidencia” que justo dice eso y a continuación se niega a renunciar a la tercera vicepresidencia, e inmediatamente le sale una sentencia condenatoria (en la poco usual modalidad “adelantada de fallo”) por un entripado en Ayabaca (Piura y de hace 10 años atrás) y que se lo tumba definitivamente.

¡Ya pues, a este se lo han bajado los caviares! Es como todos estos coleguitas que ahora endiosan al policía Harvey Colchado. De acuerdo, me parece una obvia maniobra de un desesperado Castillo ese intento de sacarlo de las investigaciones porque no le es adicto y es un buen sabueso.

Ciertamente, debe seguir al lado de la fiscal Benavides. Pero, como bien nos recuerda Fernando Rospigliosi, el buen Harvey también fue el pasado mastín policial de Vizcarra y la caviarada contra sus enemigos políticos. Miren siempre a todos lados cuando manejen en el Perú y dejen de ser tan sonsos...

-Una necedad de Nancy Pelosi, octogenaria demócrata “progre” gringa, de provocar así innecesariamente a China con este viaje a Taiwán en momentos en que la paz mundial anda tan precaria. Pelosi es una Meche Cabanillas gringa, es decir una política casi siempre errada, antipática y agresiva.

Pelosi sabe que en noviembre los republicanos arrasarán en las elecciones parlamentarias y seguramente se irá de embajadora a Italia. Todo esto confirma mi impresión que gente tan mayor no debe estar ya en la política, sino miren lo que nos costó un casi octogenario PPK ya decrépito en el poder, que nos hacía aeróbicos frívolos en el patio de Palacio o irritantes bailecitos absurdos para hacerse el payaso barato con risa de nerd, se iba a vagar temprano al Golf y contestaba cualquier tontería (“¡Eso es un cuentazo!”). Ya no era el de antes.