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Vive el APRA, compañeros
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Sandro Venturo Schultz,Sumas y restasSociólogo y comunicador
Esta semana el partido del pueblo ha cumplido noventa años. El significado de esta conmemoración es inmenso en un país marcado por la precariedad institucional. Repasando su trayectoria queda claro que se trata de la organización política más importante del Perú. Sus logros en estas décadas confeccionan una larga lista de luchas sin cuartel, satisfacciones populares, alianzas decisivas y gobiernos, digamos, polémicos.
No se puede comprender la conformación de la sociedad civil peruana del siglo XX sin la intervención del Apra en la promoción de sindicatos, movimientos estudiantiles, organizaciones populares, redes de profesionales, logias mesocráticas, entre otras formas de canalización del activismo ciudadano. Pero lo más trascendente de su legado, que le da sentido a la enumeración anterior, reside en la influencia que el Apra ejerció sobre el sentido común ideológico del siglo XX: el Perú fue un país que se debatió dentro de las coordenadas antiimperialistas y antioligárquicas.
Sobre el Apra abundan también descalificaciones bien ganadas: que se ha reducido a una maquinaria electoral, que es una cadena de corrupción y oportunismo, que ha dejado de ser popular para rendirse a los vaivenes programáticos de su último caudillo, etcétera. Será que el desprestigio del partido más importante del país está dando cuenta de su propio deterioro y del menoscabo generalizado de toda la clase política. Aún más, será que este épico desfiguramiento es el reflejo de una pobreza ciudadana aún mayor.
Una foto panorámica del sistema político peruano nos ofrece un escenario muy parecido al que deja un terremoto: una sociedad civil fragmentada, organizaciones políticas inorgánicas y una prensa tomada por la anécdota y el reality. La nuestra es una sociedad donde cada quien anda mirándose a los pies para no tropezar, con escasa preocupación por los caminos colectivos y los horizontes compartidos. Nuestra agenda es mínima y se formula a la defensiva. Nuestros ciudadanos no están interesados en ser miembros plenos de la polis y nuestros líderes no lideran, improvisan en cada coyuntura, se zarandean por minucias. Nuestra política es pobre porque nuestra sociedad civil es pobre, y viceversa.
El gran reto de los partidos políticos en el Perú es hacer política, esto es, articular los intereses dispersos de la sociedad civil, impulsar frentes políticos que sostengan las reformas pendientes y promover la formación de políticos con experiencia en la gestión pública. En otras palabras, la misión de los partidos, lo vemos en la historia de las grandes organizaciones, es constituir un sistema político que les dé sentido a las fuerzas más vitales de la sociedad.t Y los mejores serán los hegemónicos.
El Apra cumple noventa años y no existe otra forma de celebrarlo que no sea desde la añoranza y el descreimiento.
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