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Los venezolanos y el Hermanón
Así las cosas, es triste que haya personas, en especial candidatos a un puesto público, que tengan que apelar a este tipo de discursos para ganar adeptos, en perjuicio de un grupo de personas que llegan a nuestro país motivados por su instinto de supervivencia.
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Apelar al discurso xenofóbico para procurar réditos políticos es una bajeza. Hacerlo, además, con datos que se alejan de la realidad, es simplemente terrible. Lamentablemente hay un candidato a la alcaldía de Lima que no ha tenido temor de hacer las dos cosas y tratándose de quien se trata no sabemos si lo suyo entraña un convencido rechazo, en este caso, a los inmigrantes venezolanos o de un gesto de quien busca hacerse notar en la escena política.
Me refiero, obviamente, al señor Ricardo Belmont, que en más de uno de los videos publicados en su página oficial de Facebook se ha concentrado en criticar el ingreso de inmigrantes venezolanos al Perú. Y el candidato por Perú Libertario (el nombre del partido exuda ironía) lo ha hecho esbozando argumentos de todo tipo.
Lo más interesante dentro de todo lo dicho por el señor Belmont es que, según él, existe un “sistema que trae venezolanos”, un “operativo” que busca darles el voto como parte de una “conspiración contra la democracia en el Perú”. Una tesis que para creerla hay que tener una imaginación bastante animada y, sobre todo, un desconocimiento absoluto de la realidad.
Y es que, según el Reniec, para que un extranjero pueda votar en el Perú, además de tener más de 18 años, debe haber vivido en nuestro país por lo menos por dos años. Con esto en mente se hace difícil creer que un grupo recién esté trayendo millones de venezolanos con la intención de que incidan en las elecciones municipales de este año. Y si en verdad esto fuera lo que está sucediendo, la mente maestra detrás de este complot debe ser una persona de una fatuidad alucinante, especialmente si consideramos que solo 26 extranjeros votarán en octubre y solo uno proviene del país llanero.
Dicho esto, hay que decir que Ricardo Belmont sí acierta cuando habla de un “sistema que trae venezolanos”. Solo le faltó decir que este sistema no es otra cosa que el proyecto político del tirano Nicolás Maduro, que tiene a sus compatriotas sumidos en la hambruna y la miseria. Una situación que debería devenir en la simpatía de cualquier ser humano y especialmente de los peruanos, que en más de una ocasión han tenido que migrar para buscar un mejor futuro para ellos y sus familias.
Dicho esto, hay que decir que Ricardo Belmont sí acierta cuando habla de un “sistema que trae venezolanos”. Solo le faltó decir que este sistema no es otra cosa que el proyecto político del tirano Nicolás Maduro, que tiene a sus compatriotas sumidos en la hambruna y la miseria. Una situación que debería devenir en la simpatía de cualquier ser humano y especialmente de los peruanos, que en más de una ocasión han tenido que migrar para buscar un mejor futuro para ellos y sus familias.
Además de acusar conspiraciones, el señor Belmont también apela a elementos más comunes del discurso xenofóbico, como decir que los venezolanos vienen a quitarle trabajo a los peruanos y sugiriendo que corremos el riesgo de que muchos de los que llegan no sean gente proba (un discurso del que Trump estaría orgulloso). Sin embargo, ignora la gran cantidad de profesionales de primer nivel que han venido a buscar suerte en nuestro país y la gran cantidad de familias inocentes que solo han venido para salvarse del chavismo, y que bastan para eclipsar a la pequeña porción de criminales con los que coincidentemente comparten nacionalidad.
Así las cosas, es triste que haya personas, en especial candidatos a un puesto público, que tengan que apelar a este tipo de discursos para ganar adeptos, en perjuicio de un grupo de personas que llegan a nuestro país motivados por su instinto de supervivencia. Estará en las manos de los electores limeños demostrar que estas actitudes no ganan elecciones.
Así las cosas, es triste que haya personas, en especial candidatos a un puesto público, que tengan que apelar a este tipo de discursos para ganar adeptos, en perjuicio de un grupo de personas que llegan a nuestro país motivados por su instinto de supervivencia. Estará en las manos de los electores limeños demostrar que estas actitudes no ganan elecciones.
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