Una pesadilla apocalíptica, reseña de “El fantástico sueño de aniquilar esto”

La novela no tiene un final feliz, pero es una historia redonda con un relieve pedroso e imperfecto como los personajes que la habitan.
Una pesadilla apocalíptica, reseña de “El fantástico sueño de aniquilar esto”

Si en su primera novela, Ámok, que fue nominada a los Premios Clarín en 2017, Giacomo Roncagliolo fue reservado con su lenguaje, incluso austero en sus descripciones, habiendo escrito una novela de casi puro diálogo, basada en una tradición cinemática más que literaria, en su segunda novela, El fantástico sueño de aniquilar esto (Penguin Random House), el joven autor toma un giro más maduro para crear una historia riesgosa y llena de energía, pues logra mezclar elementos de género como los de la ciencia ficción y el thriller sin dejar de lado lo que ahora es una destreza narrativa palpable en la página y un repertorio literario de peso pesado.

La novela sigue a Jaime, un milenial adicto a la pornografía que se deja llevar por los estímulos cibernéticos con los que creció: los “celebrity sex tapes”, la normalización de la violencia, el morbo algorítmico. Una noche, su novia Paula lo descubre reproduciendo un video que él ha estado viendo en secreto por meses, en el que Lucía, la prima adolescente de Paula, celebra con sus amigas en un jacuzzi. Poco después, Lucía desaparece misteriosamente y sucede algo que no puede ser coincidencia: alrededor del mundo muchos niños y adolescentes están desapareciendo y hay rumores de que se avecina el fin de los tiempos. Mientras tanto, Gerardo, un compañero de colegio de Lucía se dedica a buscar explicaciones de su desaparición y Paula, por su lado, intenta encarar la pérdida y la decepción. Como la gran serie The Leftovers, la novela está más interesada en cómo los personajes lidian con la pérdida y la culpa que las explicaciones concretas y la identidad de los culpables.

Jaime es un narrador complejo y por momentos detestable pero extremadamente humano. Desde el principio, es alguien que está buscando aceptar la culpa de un acto que reconoce como inmoral, pero que no puede evitar. Él es parte de una generación que tiene que vivir con la inconmensurable culpa de pertenecer a un mundo cibernético sin límites ni consecuencias, a solo un par de clics de distancia de las atrocidades más espeluznantes de la humanidad. El problema somos nosotros, argumenta Jaime, no las máquinas. Somos seres mentirosos y deplorables, llenos de inseguridades y fallas de fábrica. “No fuimos nosotros. Fueron los algoritmos de la web. ¿(Pero) no era eso lo que en realidad buscábamos?”.

La novela no tiene un final feliz, pero es una historia redonda con un relieve pedroso e imperfecto como los personajes que la habitan. Creo que donde Roncagliolo pierde puntería es en la capa del thriller, pues algunos cabos quedan sueltos. Pero los pequeños rompemuelles no quitan todo lo logrado. El fantástico sueño de aniquilar esto no traiciona su título. La novela es un logro de prosa palpitante y ritmo acalorado, es más pesadilla que sueño y más quimera que fantasía. Con esta novela, Giacomo Roncagliolo se ha ganado un espacio en la nueva generación de escritores peruanos.


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Pelo Madueño en Entrevista21

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