Para algunos es soberbia, lo que sin duda es una opción. Pero no actúan como el soberbio, quién mira por encima del hombro, no inicia un diálogo sino que lo espera… en fin, todos los conocemos. No. La pareja presidencial sí sufre en el proceso; llama, wassapea, negocia, calcula, vuelve a llamar, y así se la pasan noche y día.