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Pseudo liberales
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Dos temas me hacen pensar en un pseudo-liberalismo: el paro de los agricultores y la compra de cadenas de boticas por una más grande.
Me sorprenden los columnistas que se jactan de ser liberales, que critican la necesidad de una política agraria proteccionista y que defiendan la concentración de empresas en aras del libre mercado. Un verdadero liberal promueve un sistema competitivo, evita posiciones dominantes, con reglas claras y con oportunidad para que todos puedan elegir en libertad, por igual.
Esa es la esencia del liberalismo. Ni control de precios del Estado, ni concertación de precios por parte del privado.
Pero el “sistema de natural libertad” o capitalismo necesita de un marco institucional competitivo que permita la autorregulación. No funciona como las leyes de la física, en donde si soltamos una manzana, esta caerá al suelo sin importar si somos ricos o pobres. La mano invisible, para que funcione, necesita de instituciones sólidas.Cuando los capitalistas toman el sistema para sus propios intereses, restringen la competencia y generan obstáculos. Eso es ir en contra de la propia teoría, pues no dejan que el sistema fluya en libertad.
Para el caso de los agricultores de papa, no hay nada más liberal que ofrecerles un sistema que les permita la movilidad social y la oportunidad de ser competitivos. Un mercado no podrá funcionar por sí solo si no hay una planificación nacional.
El diseño de las políticas públicas no puede ser dicotómico. Lo que se busca es solucionar un problema complejo y, por tanto, necesita un enfoque integral. No se trata de pensar si una política es de izquierda o derecha. Se trata de buscar igualdad de oportunidades para todos y todas. Eso es lo que haría un verdadero liberal.
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