Chabuca Larco.
Chabuca Larco.

La flor de la canela fue la primera canción que aprendí de niño, a fuerza de oírsela cantar a mi madre cuando caminaba por la casa. Pronto se convirtió en una de las más populares en castellano y que, en España, popularizó María Dolores Pradera, auténtica embajadora de Chabuca. En mi primer viaje al Perú, en 1987, pregunté y supe que la canción describe el paso garboso de Victoria Angulo caminando a lavar la ropa en el Rímac y no una Flor animada, como pensé de niño.

El lunes 3 de setiembre, Chabuca cumplió 98 años. Asistí con un grupo de amigos a un homenaje en el Pasaje El Suche de Miraflores que organizaron destacados chabuqueros: Elsa María Elejalde, Carmen Flores, Julie Freundt y Rosa Guzmán, con Coco Linares a la guitarra, Henry Campos al cajón y Luis Linares al bajo. Su amiga Elena Bustamante intercaló entretenidas notas biográficas.

Chabuca pertenece al selecto puñado de personas que ennoblecen a su país. Fue una gran cantante, pero también una gran poeta. Mejor que Dylan, al que le dieron el Nobel en 2016. Las letras de Chabuca son obra poética, de crónica urbana, de léxico exquisito, de escrupuloso respeto por la métrica.

Nadie ha descrito la metamorfosis de Lima desde los 50 como lo hizo Chabuca en unos cuantos versos. Un poco de historia: la pujanza económica durante el ochenio de Odría dio lugar a fuertes movimientos migratorios hacia Lima; el viento a favor de la guerra de Corea –que elevó el precio de los metales– hizo posible grandes inversiones; el PBI creció al 6.5% anual y la población de Lima se triplicó hasta el millón y medio; cuando nació Chabuca, apenas alcanzaba a dos centenas de miles.

La Lima señorial de las “casonas bellas, las puertas de par en par y ventana de reja y laja, mampara de alegre ruido, salones de medallón, al fondo los ventanales de encaje, para mirar, un jardín, una ramada y un huerto por madurar” fue cediendo el paso a la metrópolis caótica e insegura de hoy. Maravillosa narración aquel Zeñó Manué que dedicó a Manuel Solari, el cronista de la Lima de otrora.

Y ahí va mi regalo de cumpleaños: dice Chabuca que “sus calles como en la copla, son unas calles cualquiera, camino de cualquier parte”. ¿Y a qué copla se refiere? Busqué y la encontré: la escribió Manuel Machado en Soleares (1912) y dice “tu calle ya no es tu calle, que es una calle cualquiera camino de cualquier parte”.

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