La crisis económica en Venezuela sin solución a la vista.
La crisis económica en Venezuela sin solución a la vista.

En macroeconomía hay indicadores que avisan sobre las crisis; son señales premonitorias, pero lo difícil, como todo en la vida, es el: ¿cuándo? Los ciclos de expansión son relativamente largos y cuando concluyen hay una recesión que suele ser mucho más corta. Son procesos recurrentes, pero de frecuencia variable. A lo normal, que es el crecimiento, le sigue un periodo atípico de contracción; así ha sido siempre. Durante el crecimiento se van desarrollando problemas y desequilibrios que tienen efectos acumulativos y que van generando la semilla del cambio de ciclo de la recuperación a la recesión y viceversa; se van agudizando las contradicciones, como les gustaba decir a los historiadores marxistas. Uno puede ir identificando e incluso midiendo los desequilibrios; sin embargo, predecir cuándo reventarán en crisis es harina de otro costal, porque la actividad económica, como las bolsas de valores y los procesos de endeudamiento creciente, se rige en el corto plazo por el “momentum”, la inercia.

Este marzo estamos –o por lo menos eso creemos– en el mes número 117 de la recuperación que se puso en marcha en junio de 2009 después de la última gran crisis; aunque me refiero al PBI de EE.UU., mes más o mes menos, se puede hacer extensivo a la economía mundial. Esto hace del ciclo actual la segunda recuperación más larga de la historia, solo detrás de la ocurrida entre 1991 y 2001 que duró 120 meses. ¿Será capaz la actual de exceder el récord? Así lo creen los 51 principales “pronosticadores”, según una reciente encuesta de la National Association for Business Economics: solo 10% presagia recesión en 2019; 56% se inclina por 2020; y el resto por 2021.

Pero, ojo, que digo arriba que “eso creemos”, porque cuando se inicia una recesión o una recuperación, nos enteramos de la fecha doce meses después o incluso más tarde. Aunque el periodismo económico se apresura a proclamar la recesión con dos trimestres consecutivos de caída del PBI, esta definición no es aceptada por el National Bureau of Economic Research o NBER, que es la institución académica independiente que pone fecha a los ciclos en EE.UU. y para la cual tiene que haber una caída significativa y extendida por toda la economía que dure varios meses y que se sienta en producción industrial, ingreso real, ventas y por supuesto PBI. Como se trata de un registro histórico, el NBER necesita bastantes meses de datos definitivos sobre estas variables para llegar a un veredicto concluyente. Por ejemplo, el anuncio de que la última recesión comenzó en diciembre de 2007, el NBER lo realizó el 1 de diciembre de 2008 y el de que la recuperación se puso en marcha en junio de 2009, vino con mayor retraso, pues el NBER lo hizo el 20 de setiembre de 2010.

No todas las recesiones vienen con crisis financieras, pero yo creo que la que tenemos por delante sí que traerá sendas crisis, de deuda –como en 2008– y bursátil –como en 2001–; peor todavía será una crisis de resolución más compleja porque los márgenes de acción de políticas monetarias y fiscales son reducidos y porque será más difícil lograr la cooperación internacional necesaria por culpa del nacionalismo, el proteccionismo y el populismo. Las señales premonitorias son preocupantes.

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