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Redacción PERÚ21

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Carlos Meléndez,Persiana AmericanaNuestros políticos incurren en, al menos, tres tipos de 'ignorancias' injustificadas. Primero, las denominadas "puertas giratorias": el paso apresurado de consultor-especialista a funcionario público (que inevitablemente involucra intereses en conflicto). La premura por encontrar al tecnócrata ministeriable (Mayorga en Energía y Minas) hace que el Ejecutivo haga la vista gorda en asuntos que vulneran su imagen y legitimidad.

El segundo tipo está relacionado a la delgada línea que separa la publicidad estatal de la electoral. El JNE ha señalado que nuestra alcaldesa-manos blancas ha cometido infracción al difundir publicidad sobre su gestión durante periodo electoral. En el colmo de la sinvergüencería, la posible candidata a la reelección edilicia ubicó dicho material proselitista en zonas prohibidas por su propia reglamentación.

El tercer tipo está relacionado con los negocios familiares. Como también ha denunciado Perú21, la cuñada del presidente del Congreso, encargada de la notaría Otárola, ha sido un actor clave en el visto bueno de obras otorgadas por el Gobierno Regional en Áncash, mediante licitación pública. La (auto)protección política que practica César Álvarez –a través del involucramiento beneficioso de políticos nacionales o allegados– parece comprometer hasta al presidente del Legislativo.

Un ministro, una alcaldesa y un congresista ocupan cargos de servicio público de alta responsabilidad que no deben aprovecharse para fines particulares. Abandonar el principio del bien común aumenta el desprestigio de la política.