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El perjurio imposible
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Pese a la proximidad del verano, resulta inusitado el uso que Óscar López Meneses viene haciendo del ventilador. Cierto que no lo utiliza para facilitar la circulación de aire fresco. Todo lo contrario: reparte amenazas, veladas o explícitas, contra cualquiera que pueda perjudicar sus oscuros intereses y, en particular, contra el presidente Humala y el ministro Urresti. El asunto no debería llamar la atención viniendo de alguien vinculado a la red de corrupción que durante los 90 hizo de la amenaza y la difamación unas de sus principales armas para destruir adversarios.
Más llamativo resulta que se sume a esa campaña –con toda la apariencia de una operación política de largo alcance– el ex presidente García, quien lo hace, además, con inexcusable ligereza a través de Twitter y aludiendo a una figura que no registra nuestro ordenamiento jurídico: el perjurio. Grave error proviniendo de un abogado (aunque no tenga el título de doctor). El perjurio no existe como delito en el Código Penal peruano y, por lo tanto, mal podría ser acusado de cometerlo el presidente Humala en la eventualidad de negar un hecho cierto ante una comisión del Congreso.
¿Cómo explicar tan seria equivocación? Hay quien sostiene –y el aserto no parece inverosímil– que el ex presidente quiere reclutar para su nonato frente al sector del fujimontesinismo ahora enemistado con Keiko Fujimori, la adversaria a derrotar en segunda vuelta el 2016. Pero, cualquiera que fuera la razón, no abona en la trayectoria de quien ocupó dos veces la más alta magistratura y pretende hacerlo por tercera vez.
Lo concreto es que, en este 'todos contra todos' en que se ha convertido la política peruana, esclarecer de una buena vez la irregular protección policial de la que gozó OLM resulta indispensable y bien haría la comisión que preside Juan Díaz Dios en hacer públicas sus conclusiones, en caso de tener alguna.
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