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Redacción PERÚ21

redaccionp21@peru21.pe

Practicada ya desde los tiempos del Imperio romano, la política de pan y circo permitía controlar socialmente a la población regalando alimentos en épocas críticas (léase programas asistencialistas) o distrayéndola con espectáculos que incluían desde peleas entre gladiadores hasta teatro, o luchas entre fieras. Supongo que hoy en día las peleas de fieras han sido reemplazadas por la prohibida y cruel pelea de perros; y la de gladiadores por boxeadores.

Es difícil clasificar lo ocurrido (y no por única vez) en el Congreso, el miércoles pasado: una falta de respeto a un país que sufre los efectos de la caída de crecimiento, en el que miles están perdiendo su empleo y sus ingresos.

A los congresistas se les llama "padres de la patria", frase que debe haberse originado como expresión de respeto, pero que ahora es una de las expresiones más sarcásticas.

Esos "padres de la patria" ofrecen, una y otra vez, espectáculos difíciles de definir en términos de tiempos romanos: queda claro que gladiadores no son; a partir de acá, cada quien puede decidir, por ejemplo, cómo calificaría el 'alturado' intercambio entre los congresistas Mauricio Mulder y Daniel Abugattás ¿teatro o…? Este no es un hecho aislado y hasta podríamos pasarlo al capítulo de anécdotas. Más grave es el comportamiento del Congreso que ve el ciudadano día a día: discusiones estériles, leyes con las que se benefician ellos mismos, salas vacías cuando se debaten temas de interés nacional; propuestas y discusiones de temas técnicos basadas en la más absoluta ignorancia… Y ellos, tal vez más que cualquier otro, son la expresión de la democracia. Y esta se merece algo mejor, lo mismo que los ciudadanos a quienes representan.

Mientras tanto, los canales de televisión deberían transmitir las sesiones del Congreso de la República o de sus comisiones en horario para adultos. Los menores no deben ser expuestos a funciones que dañan la mente y el espíritu.