PUBLICIDAD
La noticia es inútil
“Olvida que ella misma es una invasora, una migrante aculturada, una perucha refugiada hace cinco años en Illinois”.
Imagen
Fecha Actualización
La vida es la búsqueda de lo imposible a través de lo inútil. Busquemos siempre lo imposible, porque tal es nuestro destino; busquémoslo a través de lo inútil, porque no hay camino que pase por otro punto; ascendamos, no obstante, hasta la conciencia de que nada de lo que buscamos puede alcanzarse. Nos cansamos de todo, salvo de comprender. Comprendamos, comprendamos siempre. Y luchemos por tejer astutamente coronas o guirnaldas que también habrán de marchitarse.
Fernando Pessoa
Libro del desasosiego
Fernando Pessoa
Libro del desasosiego
Todos los días reportamos feminicidios. Todos los días. Y los feminicidios en el Perú no hacen sino aumentar. ¿Para qué cuernos sirve, en verdad, el horrendo inventario? Rocían una mujer con gasolina en Miraflores y le prenden fuego. El caso copa –durante semanas– los noticieros. Semanas más tarde, rocían una mujer con gasolina en Cajamarca y le prenden fuego. Ambas mueren, tras larga y horrenda agonía. ¿Realmente combatimos el asesinato de mujeres informando al mínimo detalle sobre cada nuevo caso? ¿No será que generamos el efecto contrario, promoviendo más muertes por imitación tal como –comprobadamente- ocurre cuando se describen los pormenores de un suicidio?
Opinando acerca del drama venezolano, nuestra Miss Perú 1994 y conductora del “Panorama” de Genaro, doña Jessica Tapia, escribe, desde un teclado gringo sin tildes, lo siguiente: “Yo soy de las que cree que también deberíamos hacer algo para evitar que continúe la ola de migrantes venezolanos. Me parece que ya dimos la mano y llegó el momento de poner orden en casa”. No contenta con haber protagonizado tan conmovedor despliegue público de fraternidad latinoamericana, más tarde, se anima a compartir un poquito más de su afamada agudeza analítica: “Nadie pone en duda el dolor, la angustia y la desesperación que viven nuestros hermanos venezolanos pero YO pienso que nuestro país ha sido noble y los recibió con cariño y oportunidades. Pero no puede ser una ayuda hasta el infinito y mas allá”. Selectiva, la memoria de la señora Tapia. Convenientemente olvida que ella misma es una invasora, una migrante aculturada, una perucha refugiada hace cinco años en Illinois, vía matrimonio. ¿Acaso no ha sido esa siempre la manera más expeditiva de tener green card?
Bernabé Sánchez Sánchez, dieciocho años, cajamarquino de Jaén, logró un puntaje de 1,638.96 en la carrera de Matemática Pura de la UNI, obteniendo el primer puesto en el examen de admisión. A la Católica ingresó con el primer puesto en Ingeniería Informática y a la Agraria, en Ingeniería Estadística, con el primer puesto también. En declaraciones al diario Trome, su mamá Margarita Sánchez dijo que, para poder someterse a tan extenuantes maratones de estudio, su engreído se alimentaba de maca, quinua y pescado. El colega Renzo Santana, sin embargo, nos contó al volver de comisión que había visto a Bernabé disponiéndose a almorzar un plato de arroz blanco. Arroz solo. Que su presupuesto de estudiante peruano del Perú asciende apenas a dos soles diarios. Mantener un delincuente preso nos cuesta cuatro. Señores empresarios siempre ansiosos de auspiciar mentes brillantes que sirvan a la niñez como inspiración, ¿se puede saber qué cosa esperan?
“¡Te voy a sacar la mierda y con la basura que te pagan no te va a alcanzar para curarte!”. Dirigida a un inspector de tránsito de San Isidro que le pegaba un sticker a su auto sancionando un pésimo estacionamiento, la célebre frase fue pronunciada por quien, gracias a ella, se ha convertido también en una celebridad automática: Yosbels Luis Carlos Ramos Cabrejos. La pataleta del energúmeno del nombre infausto se viralizó como un recordatorio de los efectos lamentables del peligroso –pero muy extendido– síndrome de “mi papá tiene más plata que el tuyo”, típica psicopatología derivada de un emprendedurismo ciego y desbocado que se fundamenta en ese permanente avasallamiento del prójimo en provecho propio que podríamos resumir con un sencillo pero socorrido mantra: “En el Perú, cualquier cojudo gana plata”. Solo hay un punto que no me queda del todo claro: ¿Soy menos cojudo que tú si gano más plata y te lo digo en la cara? ¿O soy más cojudo todavía?
Durante reciente concierto en Tarapoto, nuestra diva criolla Eva Ayllón reprende a un camarógrafo que la graba, en abierto, atentando contra la venta de sus DVD: “¿Quién ha firmado en mi autorización para que ustedes me filmen? ¡Apágala!”. El tono en que se lo dice es de joda y el público ríe, con cierta incomodidad. Parece un calculado alarde de achoramiento cunda para hacer hora, para entretener al respetable. Pero luego vuelve a la carga y sentencia: “¡Apágala! ¡De verdad, tengo mucho dinero y te la puedo romper!”. El modo en que subraya aquello de tener “mucho dinero” me suena sumamente cachaciento, deliberadamente faltoso, me parece una alusión irónica a la triste moda de alardear de acumulación de fichas a la que acabamos de referirnos líneas arriba. Esa es mi impresión y así lo escribo: “Bah, tampoco seamos tan literales, qué aburrido, tampoco hay que tomarse todo tan a la tremenda”. Pero, en cuestión de segundos, comienza el troleo: ¡cuándo no tú, haciendo causa común!, ¡defendiendo lo indefendible!, ¡cuándo no, el espíritu de cuerpo! ¿Entonces fue mi error de percepción y lo estaba diciendo en serio? ¿Podría realmente Eva Ayllón llegar a pensar que puede romper una cámara que la graba sin permiso solo porque ella (también) tiene mucho dinero?
Apodado “El Coreano” por quienes lo apreciábamos como asistente de cámaras de prensa en la América TV de los 90, Christian Peralta, el fujimorista jefe de prensa del Congreso fue consultado el viernes último por Juana Avellaneda –reportera de “Beto A Saber”– acerca del inhumano despido de Maribel Rondón, una trabajadora de su área, joven madre de cuatro hijos que padece un voraz cáncer al estómago por el que los médicos le han dado escasas esperanzas de vida. “¿Por qué no la contratan en el canal?” –es la violenta, escalofriante respuesta que sale de la boca de Peralta ante la pregunta de por qué la echaron.
¿Por qué no la contratan en el canal?
¿Qué tipo de cáncer del alma hay que padecer para ser capaz de responder una crueldad como esa?
¿Por qué no la contratan en el canal?
¿Qué tipo de cáncer del alma hay que padecer para ser capaz de responder una crueldad como esa?
PUBLICIDAD
ULTIMAS NOTICIAS
Imagen
Imagen
Imagen
PUBLICIDAD