[OPINIÓN] Yesenia Álvarez: “Sigan adelante con sus luchas”. (Foto: Instagram de Luis Larraín)
[OPINIÓN] Yesenia Álvarez: “Sigan adelante con sus luchas”. (Foto: Instagram de Luis Larraín)

El sábado pasado se conoció el sensible fallecimiento de Luis Larraín, un destacado activista chileno que trabajó mucho por lograr que la sociedad y la política de su país avanzaran en el reconocimiento y protección de las personas LGBTIQ+. En 2011, junto al escritor Pablo Simonetti formaron la Fundación Iguales, organización que llegó a ser uno de los pilares por la lucha de la igualdad de derechos y la no discriminación de la diversidad sexual en Chile. Larraín fue su director entre 2013 y 2017 y su figura empezó a crecer convirtiéndose en uno de los más reconocidos activistas por estos derechos y al mismo tiempo su trabajo empezó a cruzar fronteras, y activistas y organizaciones fuera de Chile empezamos a conocer de su liderazgo, de cómo con paciencia y con información aparecía en entrevistas y redes para ayudar a romper los prejuicios, la discriminación y la intolerancia contra las personas homosexuales.

El año pasado tenía un tiempo siguiendo su trabajo y como me encontraba explorando sobre la lucha LGBTIQ+ durante el Programa de Fellows The Reagan-Fascell Democracy de la NED (National Endowment for Democracy), sin conocerlo me animé a escribirle para pedirle una entrevista y él se dio amablemente un tiempo para conversar y responder mis inquietudes. Básicamente, yo estaba interesada en averiguar qué puede ayudar al Perú a lograr avances en el reconocimiento de las personas LGBTIQ+, sobre todo porque hubo un tiempo en que Perú y Chile compartieron los mismos retos de enfrentarse a una sociedad y un modo de hacer política conservador; sin embargo, Chile se había transformado y el Perú se quedaba rezagado en esta materia. En la entrevista Luis me dejó claro que creía mucho en el trabajo fuerte de la sociedad civil y estaba convencido de que cualquier organización civil que aspire a jugar un rol destacado en esta causa no puede tener un sesgo político o partidario porque ello cierra puertas. Él entendía que la lucha por los derechos LGBTIQ+, al ser un tema de derechos humanos, no es un tema exclusivo de la derecha o de la izquierda, sino que debe ser defendido por todos porque tiene que ver con la dignidad para todos y todas, más allá de consideraciones políticas. También me comentó que en los avancesen Chile hubo una profesionalización del activismo, lo que significó dedicarle tiempo, seguimiento, horarios, profesionales, estrategia y convicciones. En Perú estamos lejos de esa visión, pero esta columna no es para criticar lo que nos pasa, sino para voltear a mirar el legado de un gran activista en la región, y que la vida lo llevó también a luchar contra una enfermedad crónica, dos trasplantes y el cáncer. Y él hizo de lo que pasaba, luchas que compartió a través de sus redes porque creía en el enorme potencial de la visibilidad. Me impactaba profundamente leer su Instagram y sus entrevistas en las que seguía rompiendo el molde: “Ni ser gay, ni tener cáncer deberían ser tabúes en la sociedad de hoy”, decía.

Los últimos tratamientos contra el cáncer no funcionaron para Luis Larraín, y fiel a su esencia de activista y su espíritu de lucha dejó un video con un conmovedor mensaje en el que se despide con excepcional entereza, y en el que alienta a que las personas sigan luchando para hacer que sus sociedades sean mejores para todos: “Quería decirles adiós a todos. Gracias por estar pendientes de lo que me pasaba y ojalá que sigan adelante con sus luchas, ya sea en la salud, en la diversidad sexual, o en el ámbito que sea’'. Los animo a conocer más de él, de sus luchas y de su legado. Las redes en Chile están llenas de mensajes y artículos sintiendo profundamente su partida y expresando gratitud de que haya ayudado a muchos en sus vidas al hacer de su país uno mejor para todos. Desde el Perú, gracias por todo, Luis.

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