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[Opinión] Yesenia Álvarez: El chiste del borracho y las llaves
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Esta semana ha sido una de las más reveladoras para entender cómo el gobierno está siguiendo los pasos para lograr lo que prometió. Esto es, empobrecernos, y debilitar el Estado de derecho. Para esto necesita difundir una narrativa que le permita instalar su proyecto autoritario y empobrecedor con una aparente legitimidad democrática. Necesita construir la idea de que quienes se le oponen son problemáticos, golpistas, antipatriotas, que no desean la gobernabilidad con el “único hijo del pueblo” que ha llegado a la presidencia.
Se pueden identificar los siguientes fines en la retórica del gobierno: desacreditar el Parlamento y a quienes lo cuestionen; que se crea que cerrar el Congreso es una facultad del mismo pueblo; que en la educación pública lo más relevante es el maestro y no el estudiante; que estatizar está bien, y que la creación de riqueza debe ser condenada. Por ejemplo, en este último discurso sus operadores políticos ya han salido a defender casi como un deber patriótico su mal llamada reforma tributaria, que en la práctica no hace más que perjudicar a los peruanos. Seguro, muchos no habrán podido dormir de saber que el gobierno viene por nuestros emprendimientos solo porque al ministro Francke los autos lujosos “le pican el ojo y le hincan el hígado”, como ha dicho.
Los ciudadanos necesitamos tener pensamiento crítico sobre la narrativa y lo que hace el gobierno. Hay un chiste de un borracho que está buscando algo que se le ha perdido en la calle, y alguien que va pasando la pregunta: ¿Qué estás buscando? Y el primero responde: mis llaves. Y este le repregunta: ¿Y dónde se te cayeron? Y tambaleándose le responde: allá arriba. Y el transeúnte le repregunta: ¿y por qué estas buscando aquí abajo? Y el borracho le responde: porque aquí hay luz.
El pensamiento crítico no es fácil, significa reflexionar allí donde hay oscuridad, mensajes contradictorios o confusos. Pensar en la claridad es fácil, y el gobierno lo sabe, por eso su cultura del secretismo. De nosotros depende si nos movemos, si queremos seguir reflexionando en la retórica que el gobierno quiere alumbrar, o si hacemos el trabajo de pensar allí donde está oscuro, donde confunde, manipula y aparentemente se contradice.
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