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[Opinión] Sonia Chirinos: “Un año después”

[Opinión] Sonia Chirinos: “Un año después”.

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Con el retorno de los talibanes, volvió una interpretación más estricta de la ley islámica. En la imagen, los fundamentalistas patrullan una calle en Kabul. (Foto: EFE)
Fecha Actualización
Se acaba de cumplir un año de la llegada de los talibanes al poder. El balance de este año de oprobio no puede ser más catastrófico. No solo a nivel de derechos humanos. Que sería mucho. Sino también de la economía. Al desplome económico le sigue el hambre que padece la población.
Si hay un sector que ha acusado con mayor virulencia la crueldad de los talibanes, es el que representan las mujeres y las niñas afganas. Los talibanes cerraron el Ministerio de la Mujer para reconvertirlo en Ministerio de la Promoción y el Fomento de la Virtud y la Prevención del Vicio. Este era el que antaño golpeaba a toda mujer que no vistiera según los cánones religiosos.
No sé si ha recuperado esta vieja competencia. Quizás no, porque la represión ha adelantado sus líneas: ahora las afganas no pueden salir solas a la calle. Tampoco pueden estudiar en la universidad. Ni asistir a la enseñanza escolar superior. El hambre que, como he dicho, azota a la población ha convertido a la niña en moneda de cambio. Se ha recuperado la deleznable tradición del matrimonio infantil.
En este panorama espantoso, todavía hay quien pide pruebas al gobierno talibán de que esa dinámica se va a frenar. Se dice que deberían “reducir” los abusos contra los derechos, para que los gobiernos extranjeros reduzcan las restricciones comerciales impuestas o, al menos, abran la mano a la ayuda no reembolsable.
Lo de pedir que “reduzcan” los abusos me parece una estupidez. Entre otras cosas, porque no hay que ser una lumbrera para adivinar cuál será el sector al que la reducción de abusos no llegue. El femenino, ¿cómo no? Aunque hay un atisbo de esperanza: están funcionando en la clandestinidad escuelas para niñas adolescentes.
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