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[Opinión] Sonia Chirinos: “Otro techo de cristal roto”
[Opinión] Sonia Chirinos: “Otro techo de cristal roto”.
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Sobre nosotras, las mujeres, se dice que gravita un techo de cristal que impide nuestro crecimiento más allá de lo admisible. Llegamos con mayor o menor facilidad a un tope. A lo socialmente aceptado. Cuando queremos sobrepasarlo, aparece el techo de cristal.
Aunque no me gusta hablar en primera persona, he de confesar que rompí mi techo de cristal. Accedí a un puesto, en la carrera judicial española, al que nunca antes había llegado una mujer. De alguna forma tuve que asumir el precio de la novedad enfrentándome a situaciones que se me presentaron por ser mujer… que rompió su techo.
Ahora es una mujer negra la que accede por primera vez al Tribunal Supremo de EE.UU. Han tenido que transcurrir 232 años para que una mujer negra acceda a la cúspide de la organización judicial norteamericana. Me pregunto cuál es la razón del escaso margen de votos con el que Ketanji Brown Jackson ha logrado el puesto. Si por mujer. O si por negra. Con el precedente de juezas de la talla de Ruth Bader Ginsburg, me atrevo a pensar que la dificultad se debió a la conjunción de factores: Mujer “y” negra.
Más allá del tema del sexo, o de la raza, se dice que la incorporación de esta mujer de 51 años evita que la mayoría conservadora sea más aplastante de lo que ya es.
No deja de ser una paradoja que a nivel del Tribunal Supremo, cuyos jueces son vitalicios, pues no se deben al partido que los nombró (es una de las ventajas de la inamovilidad judicial), los jueces no se liberen del calificativo y no sean capaces de romper, más que el techo, las paredes de cristal que parecen constreñirles a resolver en función de su ideología y no, como debería ser, en función de la Ley. Que es a lo único que se debe un juez. O una juez.
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