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[OPINIÓN] Richard Arce: “¿Otra vez Sarratea?”
“Pretender argumentar que el hermano no es servidor público y puede hacer lo que le venga en gana es grave, porque la evidente filiación lo expone públicamente...”.
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La investigación periodística de un dominical compromete seriamente a Nicanor Boluarte, el hermano de la presidenta Dina Boluarte, en un presunto caso de corrupción para direccionar presupuesto público para obras y también favorecer con órdenes de servicio a sus allegados. La denuncia es grave y ya el Ministerio Público debió actuar de oficio para abrir una investigación fiscal que esclarezca los hechos.
Lo sorprendente de este affaire del Gobierno ha sido la respuesta desatinada de la presidenta, que apela a los mismos argumentos que utilizaba Pedro Castillo, para evadir sus responsabilidades cuando se empezaba a destapar toda la corrupción del gobierno del lápiz.
Pretender argumentar que el hermano no es servidor público y puede hacer lo que le venga en gana es grave, porque la evidente filiación lo expone públicamente y debió evitar participar en cualquier reunión con autoridades y mucho más con aquellas que están demandando presupuestos para obras. Si no, recordemos a los sobrinos, cuñados y hasta hermanos de Castillo que terminaron en un escándalo de corrupción.
Súmenle, además, el hecho de haber sido parte del Gobierno —fue ministra de Desarrollo e Inclusión Social con Castillo—, es evidente que le quita legitimidad cuando pretende deslindar del gobierno castillista; y peor aún cuando se indigna ante las comparaciones que se le hacen, porque este affaire del hermano nos hace recordar a la casa de Sarratea y los inefables personajes que despachaban asuntos públicos, y que después se demostró que ahí se armaron los grandes escándalos de corrupción.
Vamos a ver si la Fiscalía investiga con prolijidad, porque esperar del Congreso alguna acción concreta de fiscalización es absurdo, porque es evidente la alianza infame que tienen para quedarse hasta 2026, sabiendo inclusive de los altos niveles de desaprobación que tienen ambos poderes.
El mensaje es contundente, con la corrupción no se tranza y es caiga quien caiga, por eso la necesidad de esclarecer estas denuncias graves que involucran al hermano de la presidenta. Pero también estemos atentos con los fariseos que estuvieron silentes con la corrupción de Castillo y se acomodaron muy bien al poder y ahora quieren ajusticiamiento público, siendo responsables de haber encumbrado a Castillo, y así quieran negarlo habría que recordarles que la desgracia venía en combo, con Cerrón y Boluarte juntos.
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