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[OPINIÓN] Rafael Belaunde Llosa: “Porque hoy es navidad no dejemos de creer”

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Para quienes hemos sido criados en la fe cristiana, hoy celebramos el nacimiento de Jesucristo. El 25 de diciembre como festividad cristiana que celebra el nacimiento de Jesucristo no está claro. Una de las tantas explicaciones generalizadas de su origen es que en esta fecha se produjo la cristianización del día del nacimiento del sol invicto, una festividad romana que celebraba el solsticio de invierno. La fecha se vinculó con el nacimiento de Cristo alrededor del año 221 d.C. Una vez que el 25 de diciembre fuera ampliamente aceptado, los escritores cristianos de la época relacionaban el renacimiento del sol con el nacimiento del “hijo de Dios”.
Sea como fuere, la Navidad comenzó a celebrarse como una liturgia cristiana a partir del siglo IX y a principios del siglo XX se convirtió también en una fiesta familiar, siendo celebrada por cristianos y no cristianos por igual.
Navidad es, hoy, un momento para reencontrarnos con nuestros seres queridos, de compartir y de ser agradecidos, agradecidos con todos quienes nos han ayudado, con quienes hoy mismo en Navidad nos siguen ayudando, aunque esto signifique para ellos estar lejos de sus seres queridos, como es el caso del personal de nuestras FF.AA. y Policía Nacional, en especial el destacado en las zonas de emergencia y bases antisubversivas del Vraem o en los puestos fronterizos, al personal médico de turno en los hospitales, a los bomberos y padres de familia que, debido a sus responsabilidades, son requeridos a pasar esta fecha lejos de sus familias. ¡A ustedes mi admiración y tributo!
Ahora bien, para comentar nuestra realidad política, se me viene a la mente la costumbre navideña del intercambio de regalos. Tristemente en el Perú, mucha gente, antes de que le den, tan solo aspira a que no le quiten. Que no le quiten el celular o la vida yendo a trabajar, que no le quiten el trabajo, que no le quiten la posibilidad de vivir en un país donde si te esfuerzas progresas, que no les quiten la posibilidad de vivir en una familia cohesionada, donde nuestros padres o hijos no se vean obligados a emigrar para forjar un futuro mejor.
Desde esta columna, no pido que la Navidad nos dé, tan solo que nos devuelva lo que la caduca y corrupta clase política, fundida hoy entre Ejecutivo y Congreso, nos ha arrebatado: nuestro país. Que nos lo devuelvan para que seamos las personas de bien y buena voluntad quienes podamos, a través de nuestro esfuerzo y tenacidad, tomar las riendas de nuestro destino y conquistar un futuro mejor para nuestras familias.
Porque hoy es Navidad, no dejemos de creer que un futuro mejor para todos es posible y que ese anhelo antes que un deseo festivo es un derecho ciudadano. Feliz Navidad.
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