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[Opinión] Mónica Delta: Deterror.com
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Dieciséis cuerpos encontrados en el poblado de San Miguel del Ene, entre los cuales había cuatro menores incinerados, son una clara muestra del terror que aún motiva a la línea de Sendero Luminoso que controla sectores del Vraem, en alianza con cárteles del narcotráfico, con quienes, a decir verdad, han tenido vínculos criminales y utilitarios desde las épocas de Abimael Guzmán. La discusión de si es terrorismo o narcotráfico para acrecentar o disminuir la interpretación política, dependiendo del espejo partidario, es mezquino, es absurdo y lo único que provoca es más confusión.
La masacre registrada la noche del 23 de mayo, entre las 21 y 22 horas, es terrorismo, y podemos estar seguros de que, como en otras ocasiones, mantiene lazos claros con el narcotráfico. Eso no lo hace menos terrorismo. El Vraem, que tiene frontera con Cusco, Ayacucho, Junín, Apurímac y Huancavelica, es una parte del Perú que libra una lucha desde la peor de las desventajas, hace mucho tiempo. La Policía, las FF.AA. han enterrado a medio ciento de sus hombres en los últimos años, por emboscadas senderistas lideradas por los Quispe Palomino, amos y señores de las escaramuzas senderistas de la zona, aunque hay que decir que con la muerte del ‘camarada Raúl’ quedaron afectados en su estructura política. Los contextos electorales no son ajenos a la perpetración de sus ejecuciones contra las fuerzas del orden y contra civiles. Es también cierto que el Estado, a través de sus sucesivas autoridades, ha estado ausente de las necesidades más básicas de esa población, que vive aterrada entre los fuegos del mal. No es extraño que jueces, fiscales, alcaldes, pobladores estén permanentemente amenazados y se mueran de miedo de cumplir sus funciones. Hasta su derecho fundamental, el hablar, parece estar neutralizado. No podemos ser ni indiferentes ni cándidos con las intenciones de imponer, o por la fuerza del terror o por la penetración en la política nacional, visiones autoritarias de sometimiento a ideologías que tanto daño nos han hecho. En la última semana, millones de compatriotas hemos recreado imágenes de los peores momentos del terrorismo y los escalofríos de lo vivido han cobrado realismo, una vez más.
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