El uso hábil de una de las llamadas “36 estrategias chinas” (...) como es “fingir ir al Este (hacia la lucha contra la corrupción), mientras se ataca por el Oeste (tomar el poder de todas maneras, el paréntesis es nuestro), advierte el columnista. (Fotos: GEC)
El uso hábil de una de las llamadas “36 estrategias chinas” (...) como es “fingir ir al Este (hacia la lucha contra la corrupción), mientras se ataca por el Oeste (tomar el poder de todas maneras, el paréntesis es nuestro), advierte el columnista. (Fotos: GEC)

El oscuro horizonte cercano de todos los peruanos podría ser la anarquía en los próximos meses si es que no se hace nada para evitarla. El marcado rumbo de colisión en el que todos “trabajamos” de manera entusiasta (Gobierno, Congreso, sistema de justicia, operadores políticos y ciudadanos) podría llevarnos, sin duda alguna, a dos salidas indeseadas: Un golpe de Estado (civil o militar) o un gobierno peor que el de Pedro Castillo. En ambos casos, el hambre, la miseria y la corrupción serán los encargados de terminar de destruirnos como país.

Muchos actores de este escenario tan convulso están enceguecidos por sus posturas ideológicas o políticas y por el empecinamiento de no “perder” la posición de privilegio que aún detentan. A veces solo nos queda pensar que estos prefieren el anarquismo antes de renunciar a las mieles del poder. Más grave aún es ver cómo han sido capaces de utilizar las instituciones del Estado (Fiscalía, Poder Judicial, JNJ, TC, Mininter, Policía y otros) para instrumentalizar sus pretensiones y designios ideológicos y políticos. De esta apreciación no se salva la derecha, izquierda o los progresistas.

El uso hábil de una de las llamadas “36 estrategias chinas” por parte de los actores, como es “fingir ir al Este (hacia la lucha contra la corrupción), mientras se ataca por el Oeste (tomar el poder de todas maneras, el paréntesis es nuestro), utilizando la corrupción misma como instrumento o construyendo estructuras corruptas para combatir al otro, ha sido una constante en este “todos contra todos” o “madre de todas las batallas” en desarrollo, utilizando las falencias, errores y hasta delitos (por acción, omisión o descuido) de los operadores de justicia, “empaquetándolos” en la cultura de la sospecha convertida hoy en una causal principal para encarcelar al adversario.

Por eso debemos plantear soluciones, y una de ellas es que todos nos concentremos en lo más importante: el ciudadano y sus necesidades de seguridad, salud, economía y trabajo. Si el Gobierno da ese golpe de timón que el país necesita con un nuevo gabinete enfocado en estas soluciones, el rumbo de colisión podría alejarse, y obtener una respuesta ciudadana positiva y asertiva. Este hecho atraería más bien a los demás actores como congresistas y empresariado, tan “entretenidos” en las cuitas coyunturales, para sumarse a una cruzada contra la anarquía dando las normas que el país necesita.

Dependerá del Gobierno el golpe de timón, pero también del Congreso que tiene la oportunidad de reivindicarse con los ciudadanos. Asimismo, tenemos que esforzarnos por aprender sobre política y sus actores y no dejarnos llevar por los anarquistas o extremistas. Por último, decirle al empresariado peruano que la “política del avestruz” no es la mejor estrategia y que es indigno esperar el 2026 o escudarse en sus temores para no apoyar la salvación del país. ¡Sí se puede!