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(Opinión) José Luis Gil: Hablan las renuncias
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No nos queda ninguna duda de que el gobierno actual ha entrado en una acelerada descomposición política, con muy pocas posibilidades de recuperar el tiempo y la decencia, pese a tener el tercer gabinete en seis meses de gobierno, y que algunos de los nuevos ministros tengan los pergaminos para asumir carteras importantes. Las denuncias hechas por la ex-PCM Mirtha Vásquez, Avelino Guillén y el exsecretario general de Palacio Carlos Jaico, sobre la existencia de un “gabinete en la sombra” y un grupo de asesores tóxicos, al parecer seguirán marcando la pauta de mediocridad que los pone en línea de tiro de la vacancia, la renuncia o la destitución.
El otro tema espinoso respecto de la moledora de virtudes en la que se ha convertido la “Casa de Pizarro” es el asunto del Ministerio del Interior. El exfiscal Avelino Guillén, a quien se le atribuye prestigio jurídico que no vamos a discutir, no tuvo el tiempo, la fuerza ni el apoyo político para implementar ninguna política en beneficio de la ciudadanía en materia de seguridad ciudadana.
Su extrema permisividad para prestarse al “show” de expulsión de venezolanos en 2021, el nombramiento de una docena de miembros de Movadef en las prefecturas a nivel nacional y su falta de energía y decisión para saber retirarse en el momento debido cuando el director de la Policía, Javier Gallardo, le pasaba el tractor para hablar con el presidente cuando quería, lo desacredita de algún modo, básicamente por la inconsecuencia y lo atemporal de su decisión.
Lamentamos la tardía posición del exministro Avelino Guillén para defender la permanencia del general Martín Parra (número 2 de la PNP), quien ayer renunció al cargo por el maltrato sufrido por el gobierno, que no tuvo ni la gentileza ni la decencia de llamarlo a Palacio para comunicarle sus intensiones de no nombrarlo como el nuevo comandante general de la PNP. Un tremendo maltrato a un oficial de primer nivel, con experiencia operativa y con capacidades que bien habrían sido un importante aporte en la lucha contra la criminalidad. Estaremos atentos al nombramiento del nuevo jefe policial y esperamos que no se les ocurra la “genial” idea de buscar un director desde el número 18 o 20 o 50 como al nefasto Sagasti.
Por otro lado, esperamos que los nombramientos irregulares, coimas para ascensos de generales y cambios de colocación (si los hubiera), que son materia de investigación, sean drásticamente sancionados para recuperar la dignidad e institucionalidad de la Policía Nacional. Ahora toca pensar en servir al país y a los ciudadanos proveyéndoles de una verdadera seguridad ciudadana y no prestarse a los caprichos de un gobierno con marcadas relaciones filoterroristas, ni de un partido político involucrado con la corrupción, porque, al final, la historia pasa factura. Estamos vigilantes.
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