“Las inconsistencias reseñadas no son aceptables en un ensayo de colegio o pregrado. Que la conclusión de una comisión auditora sea que ‘mantiene un aporte de originalidad’ genera dudas válidas”. (Foto: Presidencia)
“Las inconsistencias reseñadas no son aceptables en un ensayo de colegio o pregrado. Que la conclusión de una comisión auditora sea que ‘mantiene un aporte de originalidad’ genera dudas válidas”. (Foto: Presidencia)

La ha señalado que la tesis presentada por el y Lilia Paredes “mantiene un aporte de originalidad”, a pesar de los porcentajes de plagio, copia, coincidencia, sincronía celeste, o como se le quiera llamar, detectados por el software Turnitin.

Hay que reconocer que algunas partes no copiadas son extremadamente originales, pero a costa de sacrificar rigor lógico elemental, como ha demostrado la semana pasada María del Carmen Yrigoyen en artículo publicado en Hildebrandt en sus Trece.

Una de las conclusiones de la tesis es “el nivel de equidad e inequidad de género después de la aplicación de los talleres mejoró en (100%)”, afirmación originalísima pero incomprensible.

¿Cómo puede un taller con alumnos aumentar la equidad y la inequidad a la vez? O los alumnos se vuelven más conscientes del valor y relevancia de la equidad de género o la rechazan porque el taller no logró calar. En general, lo esperable es que, si algo aumenta, su contrario disminuya. Y aún si eso fuera posible, por alguna circunstancia o metodología muy particular, sería indispensable entrar a detallarlo. Coincidencia extraña, además, que los indicadores que se hayan utilizado aumenten en 100%, con exactitud sospechosa.

Otra cita dice: “La equidad de género está muy presente en la humanidad desde los inicios de la vida social, económica y política. Desde aquel entonces la mujer no tenía derecho a ser escuchada, ni a opinar, ni mucho menos a ser parte de una familia y sociedad”. La primera oración claramente es incorrecta, correspondería usar la palabra inequidad y no equidad. Aún si es un error de tipeo, debió ser detectado y corregido antes de ser aprobado, porque hace que la afirmación sea falsa y contradictoria con la segunda oración, que sí es un misterio cósmico: ¿cómo podría originarse una familia (menos aún una sociedad) sin que participe una mujer? Ni hablar de pretender analizar cómo así el tesista no interiorizó mínimamente el tema de su maestría al momento de nombrar sus varios gabinetes.

El aporte de originalidad que la Universidad César Vallejo considera da validez a esta tesis de maestría podría ser un problema mayor que el plagio.

Las inconsistencias reseñadas no son aceptables en un ensayo de colegio o pregrado. Que la conclusión de una comisión auditora de esta tesis sea que “mantiene un aporte de originalidad” merecedor de un grado de maestría genera dudas válidas sobre cuántas tesis más tendrán graves inconsistencias.

La defensa del presidente se centra en que la universidad es responsable por haber aprobado la tesis. Ello elude que la obligación de no copiar ideas de otros es del alumno desde siempre; lo descubra la universidad o no.

En el aporte original, en cambio, la responsabilidad sí es de la universidad. Aprobar una tesis de maestría que contenga las citas señaladas y validarla luego de una auditoría no es incomprensible, pero refuerza el dicho sobre la política “piensa mal y acertarás”.