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[OPINIÓN] Carlos Parodi: “¿Qué hacer para sostener el crecimiento?”
“La economía no es un acto de fe ni una religión; ni siquiera buenas intenciones; se le juzga por los resultados, tanto en el ámbito puramente económico como social. Y muchos resultados no son inmediatos”.
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En 2023, la economía peruana experimentó una caída de la producción de 0.6%. En los dos primeros meses de 2024, la economía creció 1.37% y 2.45%, respectivamente. Es cierto que parte es rebote, pues se compara contra una base muy baja. Sin embargo, también hay otras señales: las expectativas medidas por las encuestas mensuales del BCR están mejorando, la inflación retornó al rango meta del BCR, la deuda pública es baja, etc. El problema económico central de la economía peruana es uno de bajo crecimiento, que no alcanza para crear empleo y bajar pobreza. La razón inmediata es la caída de la inversión privada durante seis trimestres seguidos. No es ningún secreto que, si no aumenta la inversión, no habrá crecimiento.
Sin embargo, si usted conversa con cualquier ciudadano y le pregunta cómo mejorar la economía, sin duda alguna tiene una respuesta concreta. Todos creen tener la razón.
Cualquier estudiante de Economía sabe que la realidad es más compleja de lo que aparenta ser. Esto significa que la economía interactúa con otras dimensiones, como la política, la institucional, la geográfica, la climática y un largo etcétera. A veces ocurre que esas dimensiones conspiran contra el buen funcionamiento de la economía. ¿Alguien cree que el gobierno, cualquiera sea este, quiere que le vaya mal a la economía? La verdad es que, salvo alguna excepción, no lo creo. Nadie quiere que le vaya mal.
Entonces, ¿por qué no mejoramos? A veces los odios o los sesgos ideológicos condicionan lo que pensamos y, lo que es peor, luego afirmamos. Un economista debe tener cabeza fría, revisar la evidencia empírica y llegar a conclusiones y recomendaciones, al margen de que estén en línea con su propio pensamiento.
Esto ocurre porque, otra vez, cualquier estudiante de Economía sabe que muchas veces querer no es poder. Si no tienes los recursos y no sabes cómo gestionar, a menos que soluciones esas dos restricciones, no podrás hacer lo que querías. Y esto también se aplica al comportamiento de nosotros mismos.
La economía no es un acto de fe ni una religión; ni siquiera buenas intenciones; se le juzga por los resultados, tanto en el ámbito puramente económico como social. Y muchos resultados no son inmediatos.
No soy nadie para decir qué hacer, porque no puedo leer el futuro. Lo que creo que hay que hacer es detenerse a pensar, ver números, debatir con respeto y tolerancia, y llegar a cuál sería la mejor solución. Dejemos a los que creen saberlo todo en su limbo. Conversemos más con quienes la sufren todos los días tratando de vender sus productos con poco éxito. Aprendamos más.
Hemos perdido la humildad de saber lo que no sabemos. Y esa es la clave para avanzar. Como se perdió la tolerancia y cada uno quiere imponer su verdad, “si piensas distinto a mí, no solo no sabes, sino que mereces que te insulte” (las redes son el espacio ideal).
Entiendo que la situación económica es complicada, es innegable. Sin embargo, para mejorar la economía, requerimos la participación de todos; todas las ideas deben ser bienvenidas para el debate. Ese es el camino. Menos odio y soberbia, y más humildad y comprensión. Las personas somos el problema.
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